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Viernes 19/04/2024  

El Loco de la salina

Unas líneas para Alfonso Berraquero

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He podido leer en el manicomio que el Pleno del Ayuntamiento de La Isla del día 26 aprobó por unanimidad concederte el nombramiento de Hijo Predilecto de la Ciudad. Esa unanimidad, con la que está cayendo, también debe ser un orgullo para ti, ya que hoy por hoy poquitas cosas habrán sido aprobadas tan rotundamente en esta Isla que nos va a matar poco a poco entre una cosa, otra y la de más allá

Como el acto se celebrará este próximo miércoles día 3 de marzo en el Real Teatro de las Cortes, este loco, que no se siente capillita, sin embargo sí se ha sentido en la apremiante obligación y en el inmenso honor de dedicarte unas sencillas líneas sacadas del corazón más que de esta cabeza que por su mal funcionamiento me tiene recluido aquí entre estas cuatro paredes.

Alfonso: Yo te conocí en la Escuela de Magisterio allá por el año setenta. Tú eras mi profesor de Plástica y un ejemplo vivo de cómo educar a los alumnos en un clima distendido y entrañable a diferencia de los profesores que impartían otras materias, para los que era preferible atiborrar de conocimientos el coco de los indefensos alumnos más que sembrar en ellos un recuerdo imborrable para toda la vida. Al final queda lo que queda, el tiempo sedimenta los aprendizajes y en el corazón de los alumnos siempre permanece grabada la figura del profesor que consigue ser un compañero de viaje sin por ello perder un gramo de autoridad ni de respeto.

Así fuiste tú, Alfonso. Fuiste y has seguido siendo una persona asequible, amable, de sonrisa fácil, sencillo, sin dobleces y ácrata en el mejor sentido de la palabra. Me consta que heredaste de tu madre Elvira (nombre femenino de origen germánico: Alwir (de all, "todo", y wer, "verdad"); todas esas cualidades que te adornan y ese verdadero arte que ha ido saliendo de tus manos a lo largo de tu existencia. Tuviste que aprender mucho de ella, porque eso se lleva en las venas, se hereda y no se improvisa.

Me consta que Elvira fue una excelente crítica de arte y una dibujante magnífica, aunque ninguna obra suya fue comparable con la de traerte al mundo aquel mes de septiembre de hace unos cuantos años. De tal palo tal astilla. Creo que el pueblo de San Fernando nunca ha sabido abrir los ojos, ni ha sido excesivamente cariñoso contigo, ni ha sido consciente del artista que tenía a sus pies, aunque a pesar de todo y con este nombramiento has terminado siendo profeta en tu tierra.

Tu casa de la calle Bonifaz en el Barrio de La Pastora ha estado siempre abierta de par en par y ha sido punto de reunión de todo el que ha ido a buscar tu grata compañía. A mí siempre me ha producido alegría aparecer por allí, saludarte y conversar un ratito contigo por cualquier motivo, porque afortunadamente ni la distancia ni el tiempo han hecho cambiar tu forma de ser.

Me he alegrado un montón al leer la noticia, porque ya iba siendo hora de que se produjera ese reconocimiento, que debe ser motivo de orgullo no solamente para ti, sino también para todos los cañaíllas. No voy a enumerar tu obra que es muy extensa y se puede encontrar en los libros. He preferido mejor reflejar aquí el sentimiento de un loco desvariado que el conocimiento de un cuerdo instruido.

Sin embargo, Alfonso, debes saber que ser Hijo Predilecto, que es lo mismo que Preferido, te obliga a mantener ese ánimo arriba y a seguir siendo un Hijo ejemplar para los que todavía tenemos mucho que aprender de tu forma de entender la vida. Ése es el deseo de los que te apreciamos, aunque alguno pueda pensar que me he pasado hablando bien de ti. No se te olvide que los locos disparatamos, pero no mentimos nunca. Enhorabuena para ti de corazón.
 

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