Esta noche es la final del COAC, la Final del Falla en el lenguaje de la calle. Como cada año, mis sofás estarán ocupados por mis amigos y por mí mientras los aperitivos y refrescos varios copan la mesilla del salón. Habrá debate, seguro, sobre quién se llevará cada premio o quién debería llevárselos; quién falta o quién sobra, quién es el “cajonazo” y quién es el “colado por la cara”. En fin, una final más.
Una final más si no fuera por el hecho histórico que se va a vivir esta noche: por fin, una comparsa integrada exclusivamente por mujeres pisará las tablas en la Gran Final. Hubo coros mixtos, comparsas y chirigotas con alguna mujer en sus filas, pero nunca una agrupación integrada sólo por mujeres.
Como era de esperar, dado que ellas cabalgan, los ladridos de los señoros llevan ensuciando el ambiente desde el miércoles por la noche, cuando el jurado emitió su fallo. Entiendo que se pueda cuestionar la calidad, que el gusto de cada cual esté o no de acuerdo con el dictamen del jurado; lo que me revienta las gónadas es que se hable de “decisión política”, de “ideología” o de que “ya cansa el tema del feminismo”. Estos entrecomillados los saco de los comentarios que distintos internautas han puesto en las noticias que tratan de este asunto en distintos medios digitales.
Si fuera una cuestión política o ideológica, no habría sido difícil mandar a Martínez Ares al cajón después de los dos pasodobles que se marcó en semifinales. Eso sí, como dijo Iván Romero en su cuarteto, mejor que don Antonio no aparque en doble fila este año. O no se entendería que no haya pasado la comparsa del Vera, por poner otro ejemplo. También digo a esos “cansados del feminismo” que, si tanto quieren demeritar a esta comparsa, que prueben a sacar ellos una comparsa con una temática constante, a contracorriente, sabiendo que se les va a mirar con lupa y recelo, con dolores menstruales si coincide el periodo con la sesión o en estado de gestación. O con dolores análogos en el hombre, que esos que vituperan a We Can Do Carnaval no saldrían con mujeres en su comparsa. Que lo intenten esos que tanto vociferan porque no está su autor favorito en la Final y a ver qué consiguen hacer.
La política entra a jugar, como siempre, en cualquier ámbito de la vida y el carnaval no iba a ser menos. Estos que hablan de “cuotas en la final” o de “final por la cara” son los mismos que van a mantener a la ultraderecha en nuestro Parlamento aunque nos subestimen tanto que se hayan tenido que traer a la candidata de Alicante (supongo que no consideran que sus miembros andaluces estén preparados). Esos a lo que les asusta que sólo “sí” sea “sí” o para los que proteger a la mujer es atacar al hombre. Pues, como es carnaval, me voy a poner en su honor un coño postizo para poder unirme a las comparsistas y pasarme sus opiniones “por el jigo”.
