El matrimonio de 47 años acusado de raptar a mujer y retenerla contra su voluntad durante más de dos días en una cortijada de Cuevas del Almanzora (Almería), donde el hombre presuntamente la violó a punta de escopeta en varias ocasiones, se enfrenta a penas de 24 y de 10 años y nueve meses de prisión, respectivamente, en un juicio señalado la próxima semana en la Sección Segunda de la Audiencia Provincial.
Los hechos se remontan a marzo de 2012 cuando los procesados, J.R.S.T., y su mujer, C.C.R., "acordaron y trazaron" supuestamente un plan para que él "pudiera satisfacer sus deseos sexuales" con una conocida, de 32 años.
Según relata el Ministerio Público en su escrito de acusación, al que tuvo acceso Europa Press, el día 3, C.C.R. se personó en la casa de la suegra de la víctima y le pidió que la acompañase a su casa "para que le ayudase a poner una lavadora", a lo que ella accedió.
Una vez en casa de la acusada, esta le pidió a la mujer en esta ocasión que fuera con ella a "comprar tabaco" y las dos se montaron en un vehículo junto a los tres hijos menores de edad del matrimonio.
C.C.R. se puso al volante y, tras "pasar de largo por el bar donde habitualmente solían comprarlo", se dirigió a un cortijo en el que supuestamente les esperaba su marido, armado con una escopeta de dos cañones "yuxtapuestos y del calibre 12 milímetros".
El fiscal recoge que cuando llegaron a este lugar, J.R.S.T. le pidió a la víctima que "dejara a su marido y a su familia y que se marchara con él, a lo que ella se negó". A continuación, intentó salir corriendo "pero tropezó y cayó al suelo, siendo alcanzada por el procesado, quien le propino un bofetón que le causó una herida en la mejilla".
Remarca que lo hizo "con la clara finalidad de doblegar su voluntad para lo que posteriormente iba a suceder ya que le decía que no siguiera así o iba a ser peor".
Tras la agresión, J.R.S.T. se llevó a pie a través del monte a la víctima y, según detalla el escrito, durante su caminata le dijo a la mujer que "esa noche iba a ser su mujer mientras efectuaba varios disparos al aire con el fin de intimidarle y le amenazaba con pegarle una paliza si no se portaba bien y le dejaba mantener relaciones sexuales con él". En el trayecto, el procesado la violó por primera vez en un cortijo abandonado junto a una gasolinera.
Al día siguiente, y tras obligar a la víctima presuntamente a entregar una nota a una vecina en la que le decía a su familia "que le había abandonado y se había marchado de forma voluntaria", el acusado puso rumbo al lugar donde le estaba esperando su esposa junto a sus tres hijos, un cortijo conocido como 'Los Cazadores', situado en el paraje del 'Secano del Gusano', en una zona "aislada, a la falda de la Sierra de Almagro y ubicada a más de dos kilómetros del núcleo de población más cercano.
OPERATIVO DE LIBERACIÓN
En el camino volvió a violar a la mujer, a la que agredió sexualmente varias veces, una vez en el cortijo con su esposa y sus tres hijos, mientras "la escopeta permanecía apoyada junto a la cama", según indica el fiscal en su escrito.
La actuación de la Guardia Civil que permitió la liberación de la mujer fue posible cuando, aprovechando que J.R.S.T. la había acompañado a casa de una tía para que "dijese que se había marchado voluntariamente y así evitar que su familia denunciase su desaparición", ella pudo contarle lo sucedido para que diera aviso.
Dos días después del secuestro, durante el que el Ministerio Público subraya que la víctima "permaneció bajo el dominio y el control del acusado en colaboración con su esposa", los agentes se personaron en el cortijo.
Después de identificarse como guardias civiles, observaron que J.R.S.T. salía por una "ventana trasera escopeta en mano" y como , sin hacer caso a los requerimientos, les apuntaba con el arma mientras decía "que te mato picoleto", lo que obligó a que se "tirasen al suelo para no ser alcanzados".
La Fiscalía acusa al hombre de un delito continuado de agresión sexual, otro de detención ilegal, un delito de atentado contra la autoridad y un cuarto de tenencia ilícita de armas mientras que a C.C.R. le imputa los dos primeros en calidad de cómplice y un delito contra la seguridad vial ya que no contaba con permiso de conducir cuando uso el vehículo para hacer los desplazamientos previstos para ejecutar el plan concertado con su marido.
Interesa, asimismo, que indemnicen a la víctima con 20.000 euros y que se les prohíba acercarse a ella a menos de 300 metros.