En declaraciones a Efe, la víctima, que vive en Gibraleón (Huelva), relató que el pasado sábado sobre las 08.00 horas la mujer que le acosa y su hijo tiraron la puerta de su casa y entraron propinándole, junto a otras dos personas, numerosos golpes que le provocaron "magulladuras severas en todo el cuerpo, la rotura de dos costillas y del tabique nasal", lesiones de las que se recupera en casa de sus padres en la capital onubense.
Así consta además en el parte médico que se adjunta a la denuncia que su padre, Jesús Díaz, presentó al día siguiente de los hechos ante el Juzgado de Instrucción Número 4 de Huelva, a la que tuvo acceso Efe, y en la que se indica además que "la denunciada es E. C. y su hijo, de nombre Nicolás, así como otras dos personas desconocidas".
Además se recoge que "su hijo no ha podido venir como consecuencia de las lesiones y que tiene miedo porque cree que intentan matarlo".
Jesús Miguel dijo que toda esta pesadilla comenzó hace ya 15 años cuando esta mujer entró en el bar que él regentaba en El Portil, en Punta Umbría (Huelva), "comenzó a entrar asiduamente y un día me dijo que si quedábamos para comer, salí con ella como amigo y desde entonces se piensa que soy suyo y no me deja vivir".
Los acosos llegaron a su punto álgido, según relató, el 29 de diciembre de 2008 cuando "llegó incluso a clavarme un cuchillo, interpuse denuncia y dos días después la juez decretó una orden de alejamiento que ya ha incumplido cuatro veces", la última el sábado cuando "incluso llegué a escucharla decir dadle más".
La madre de Miguel, Concepción Jiménez, dijo a Efe que lo único que reclama es que la Justicia actúe con mayor celeridad para que esta mujer y los que han propinado la paliza a su hijo "reciban el castigo que se merecen, queremos que mi hijo esté protegido porque estamos mal".
En este sentido, Miguel aseguró "tener miedo y sentirse indefenso, temo por mi vida y quiero que la metan en la cárcel porque si hubiera sido al contrario yo ya lo estaría".
Sin embargo, E.C.O. negó ayer los hechos y aseguró que la supuesta víctima es su pareja desde hace 17 años, tiempo en el que han dejado y retomado la relación en varias ocasiones.
Define a la presunta víctima como una persona que "abusa del alcohol, que consume sustancias estupefacientes y que siempre ha llevado muy mala vida".
Tras aclarar que la orden de alejamiento que pesa sobre ella se debe a una discusión entre ambos de la que él se vio obligado a presentar denuncia, E. C. O. negó que fuera junto con su hijo y dos de sus amigos al domicilio de Miguel Díaz en Gibraleón para agredirle.
Además, aseguró que "han sido muchas las ocasiones en las que le he advertido de que abandonara el pueblo y de que no frecuentara los ambientes porque tarde o temprano podía pasar esto, ha podido ser una venganza; es un manipulador y un mentiroso y ahora quiere hacerme pagar a mí por algo que no he hecho".
Por último, señaló que, aunque nunca ha querido denunciarlo, "ahora lo haré porque, en todo este tiempo, he estado muchas veces atemorizada, incluso me ha partido dos piernas, una en un accidente de tráfico y otra con el palo de una sombrilla por retrasarme cuando salí a comprar un recado".
