Uno de los animales más emblemáticos del Zoobotánico Jerez, la nutria Sara, falleció, el pasado 15 de abril, debido al deterioro producido por su avanzada edad, que le había provocado diversos problemas de movilidad en los últimos meses y, finalmente, el fallo de sus órganos. Ha vivido más de 16 años, lo que supera la esperanza de vida media para la especie, aunque se conocen casos excepcionales de nutrias que han llegado a vivir en cautividad más de 20 años.
Llegó al parque el 18 de marzo de 2005, siendo aún una cría huérfana encontrada por un agricultor en Arroyo Blanco, en Sevilla, y entregada al Centro de Recuperación de Especies Amenazadas de San Jerónimo, donde decidieron enviarla al Zoobotánico para completar su crianza a biberón. Sara fue amamantada a base de leche maternizada de gatos y se fue adaptando poco a poco a su instalación. Incluso, hubo que enseñarle a nadar y bucear, tarea que recayó en sus cuidadoras en la ausencia de su madre.
En el Zoo se uniría poco después a Manolo, un macho adulto también procedente de un centro de recuperación, con el que compartiría instalación los siguientes años. Tres años más tardes tendrían a Sao, su primera cría, que cuando fue adulta se trasladó al Zoo de Barcelona. En su edad reproductora llegó a criar cuatro veces más, siendo enviada su descendencia a otros zoos pertenecientes al programa EEP de la nutria euroasiática. Incluso, en 2012, dos de sus crías fueron enviadas a un programa de reintroducción en Holanda, donde fueron liberadas.
En la actualidad, el Zoobotánico está a la espera de que el coordinador del programa EEP de nutria euroasiática envíe otro ejemplar para acompañar al macho que se encuentra en la instalación.