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Tambucho y Emparrillao

“QUE PALO, MARE”

Con motivo del cincuenta y cinco aniversario de la operación “flecha rota” 28 de marzo19666, en aguas de Almería

Publicado: 22/03/2021 ·
09:56
· Actualizado: 22/03/2021 · 09:56
  • Manuel Varo Bernal "Capacha" y Manuel Varo Pérez "Ica", Dragaminas Segura 1967. -
Autor

Manuel Varo Pérez “Ica”

Autor que cantara a su pueblo por carnavales y escribiera parte de su historia en Barbate Información, Trafalgar Información y Viva Barbate

Tambucho y Emparrillao

Narrador empedernido de un paraíso llamado Barbate, donde la naturaleza se distingue por su belleza

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Tras la jura de bandera del curso 1º de 1966, último en cumplir 24 de mili, realizada la formación  de “Timonel señalero” en la escuela de tiro Janer, en un furgón me trasladan al muelle de Puntales, donde estaba el Dragaminas Segura. Parecía que solo me esperaban a mí, porque atravesado el portalón de embarque se oyó el pito del contramaestre para las maniobras de babor y estribor de guardia (para zarpar). Gracias a que  había dos barbateños de mi curso y me ayudaron a montar las bolinas del coy que parecía un gran flamenquín enrollado, lo que sería mi cama durante más de año y medio en el sollado de proa.

Yo que, aunque me alistara en la marina (como todos los de Barbate), nunca había ido a la mar, nada más salir por la Caleta se me puso una carita que cuando subí al puente para aprender a maniobrar (como timonel), de sopetón dijo el comandante “¿Y tú eres de Barbate?”, “¡Anda vete a la toldilla!”. Recuerdo que Juan y Francisco me llevaron una botella de agua y un trozó de pan, porque ya no me quedaba nada que echar, y para animarme me decían: “¡Mira, ves aquellas luces, eso es Barbate!”. Al día siguiente, cuando desperté, ya estábamos atracados en el muelle de  Almería, abasteciendo las sentinas de carbón –ese era el combustible-, así que figúrense el color del barco y sus tripulantes.

Total ,que de estar despachando en la tienda de mi tía María el Pilín, me veo en el timón de aquel barco como si fuera el capitán Nemo, solo que en vez de veinte mil leguas de viaje submarino, había que localizar una de las cuatro bombas atómicas que el 16 de enero cayera frente a Palomares y, por lo que se comentaba, eran muchísimo  más potentes que la de Hiroshima y Nagasaki. Pero lo mismo que ocurría con los submarinos atómicos averiados que atracaban en Gibraltar, nadie se enteraba.

La costa de Garrucha, Palomares y Carbonera me la sabía de memoria porque mis paisanos me decían: “mira pa tierra que se quita el mareo”. Y allí estaba yo, con más tizne que los antiguos piconeros del “hoyo la Tota”, en la operación llamada  “Flecha rota”, donde los americanos removieron y enterraron cientos de hectáreas para evitar que se viera la desolación causada por los mortales artefactos de los “hijos del Tío Sam”.

En prensa y televisión en blanco y negro, salió Manuel Fraga y el embajador de EE.UU. bañándose en la playa; pero a muchos kilómetros del desastre ¡Como para contaminarse Manolillo! Las mismas mentiras y argucias que hoy protagonizan con los sobre-A, con caja-B, con Hacienda-C y Vacunas-D, políticos, comisarios, tesoreros, el gran “Juanca” y las infantas.

Recuerdo que los barcos americanos se ponían lejos de nosotros para no llenarse de tizne, y en los atardeceres intercambiando señales luminosas con el “morse”, lo hacían con tal rapidez que ni el sargento telegrafista era capaz de entenderles. Algunos de tierra adentro decían: ¡estos americanos parecen tartajosos! Yo con más lógica pensaba: ¿es que los americanos hablan inglés? “Menos mal que no estábamos en guerra”.

Todavía me sigo preguntando, por qué cada vez que intercambiaba prácticas de MORSE  con los “marines”, y aun mandándoles siempre este mismo mensaje: ..../---/.-../.-   .../---/-.--    --/.-/-./..-/.    (Hola  soy Manué). Nunca tuve respuesta.

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