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El 'peso' del confinamiento

Aumenta la demanda de nutricionistas debido a la ansiedad producida por la pandemia y a los kilos de más acumulados

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  • El uso de la mascarilla en bares y terrazas no impide disfrutar de la gastronomía, convertida en afición durante el confinamiento -

 Si hay un hábito que muchos siguen arrastrando desde el primer confinamiento (del que ya se va a cumplir casi un año) es el de esos kilos de más que se han adquirido, ya sea bien por la afición generalizada a la repostería o por la vida sedentarista que se ha implantado en nuestro modus operandi diario. Tan general ha sido ese incremento de peso, que se ha traducido en una mayor demanda de nutricionistas, y también en muchos adeptos a las mal llamadas “dietas milagro”.

Luis Morán, decano del Colegio Profesional de Dietistas-Nutricionistas de Andalucía (Codinan) apunta que han detectado dos vertientes: “Por un lado, personas que han visto una oportunidad para cuidarse y, por otro, personas que por el estado de nervios o ansiedad, lo han pagado con la comida y ha habido un aumento de peso”. Y ambas clases de personas han acudido a profesionales para cuidar su salud.

“A partir de marzo hubo un incremento en la demanda, sobre todo preocupados por la salud, porque las noticias y las redes sociales hacían mucho hincapié en la importancia de tener una vida sana”, explica la nutricionista Inés Marín, que ratifica la subida de la demanda dentro de su sector profesional. Una demanda que viene acompañada de una subida de peso general en todos los pacientes.

Ignacio Herrero, médico nutricionista perteneciente a Delgacentro, nos cuenta que “los que han venido a mi clínica venían con 6 y 7 kilos de más, aunque el incremento de pacientes en mi consulta no ha existido”.

Por su parte, Morán nos lleva hasta un extremo en el que ha visto “casos de personas con 10 o 15 kilos de más, y lo bueno es que la mayoría quieren reconducir esta situación.”

Estos kilos de más normalmente vienen dados porque “el hecho de estar confinados (tanto a nivel domiciliario como perimetralmente), crea ansiedad, aburrimiento, e incluso depresión, lo que hace que muchas personas se refugien en la comida”, apunta Herrero. Desde Codinan afirman que “siempre se intenta buscar una buena relación con la comida, que no haya ese estrés emocional ligado a comer, que no haya comidas como recompensa. Nosotros somos propicios del trabajo interdisciplinar”.

Un trabajo interdisciplinar que refrenda Marín confirmando que la ansiedad “es un estado emocional y debe tratarlo un psicólogo. Sí que es cierto que mientras se restablece un buen estado emocional, lo que proponemos nosotros es que en vez de pagar la ansiedad con patatas fritas, se paguen con altramuces, por ejemplo.”

El estar en casa nos ha digitalizado más de lo que ya lo estábamos y eso ha producido que muchas personas prefieran ponerse delante del ordenador y buscar dietas o fórmulas que les permitan bajar de peso en poco tiempo. Una cuestión que en personas sanas y jóvenes puede concurrir en el llamado “efecto rebote”, pero que en el caso de personas diabéticas o hipertensas “no es nada recomendable, ya que podría desembocar en más enfermedades”, explica Ignacio Herrero, quien añade que la gente “ha probado durante un año las dietas online o los entrenadores personales y lo pueden hacer, pero les falta el control o la fuerza de voluntad”.

En el caso de la nutricionista Paula Fernández, sostiene que “las dietas de cajón (las que no son personalizadas) no son buenas. Además, defiendo la perdida de peso acompañada de ejercicio, aunque hay muchos pacientes que hacen ejercicios en casa y a veces surgen lesiones”.

Morán mantiene que “estas dietas tienen más perjuicios que beneficios y se producen perdidas de peso muy rápidas normalmente unidas a la pérdida de masa muscular”, a lo que añade que con la consumición de productos para dietas como batidos y demás,“se busca una venta empresarial, más que una educación nutricional”.

Como frase lapidaria para estas “dietas milagro” que han ganado muchos seguidores a lo largo del ultimo año, Inés Marín asegura que este tipo de procedimientos para perder peso “han llegado a muchas más personas por las redes sociales. Estas dietas milagro no dejan de ser un reflejo de la sociedad en la que se quieren resultados inmediatos y sin esfuerzo”, concluye la nutricionista.

Productos como batidos “nutritivos” o procesos como el ayuno intermitente de los que recomiendan huir para llevar una vida sana y, sobre todo, en el caso de que se quiera perder peso, que siempre vaya acompañado de la ayuda de un profesional de la nutrición. Los mismos que han servido (y sirven) de guía para reconducir los malos hábitos alimenticios que prácticamente todos hemos adquirido durante la pandemia.

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