Concluimos esta serie dedicada al comercio tradicional de nuestra localidad, conociendo más de cerca otro establecimiento emblemático como es Supermercado Hermanos Peinado. Para ello, conversamos con Jesús Peinado, su actual gerente. Sobre sus orígenes, Jesús afirma que “Siempre ha sido un negocio familiar. Comenzó con mis padres a principios de los años setenta, siendo en sus inicios una carnicería y no hemos parado de crecer hasta hoy. A los pocos años ampliamos con un supermercado y nuestro propio cebadero de ternera y cordero para asegurarnos de dar la máxima calidad. Más tarde seguimos creciendo, y en la actualidad también disponemos de nuestra propia fábrica de embutidos caseros, secadero de jamones con curación natural y sala de despiece, el Bar del Museo del Jamón donde servimos a nuestros clientes nuestros productos. Igualmente, disponemos de una nueva carnicería justo enfrente de Consolación.
Como ocurre con todos los negocios que acumulan a sus espaldas casi medio siglo de trayectoria, también el caso de Hermanos Peinado, hay cosas que han cambiado desde los inicios. “Hoy en día todo está más industrializado. A pesar de ello nosotros hemos sabido adaptarnos y mantenemos los mismos métodos tradicionales a la hora de la crianza de los animales, la preparación de embutidos o la cercanía con el cliente”.
Estos cambios también se hacen extensivos a lo que el cliente demanda, que ya no es lo mismo que demandaba en los años setenta u ochenta. “El cliente cada vez es más exigente y por ello es necesario ofrecer una mayor comodidad a este. Los hábitos de consumo han cambiado y con ello la amplitud de la oferta de productos. Por ejemplo, hace 30 años el secreto de cerdo o chuletón de ternera eran muy poco populares y hoy en día es más común. Además, ha crecido el número de pedidos a domicilio”.
También en este sector se da la habitual competencia entre el pequeño comercio y las grandes superficies, la mayor parte de las cuales cuentan con importantes secciones de carnicería en sus instalaciones. “La competencia cada vez es más y más agresiva, con productos de bajos costes y más industriales, por ello seguimos esforzándonos por reforzar nuestros puntos fuertes, que son la calidad de nuestros propios productos y el servicio al cliente”.
Un sector como el de la carnicería cuenta, además, con exigentes condiciones sanitarias y de seguridad relacionadas con su propia naturaleza. La alta regulación, las constantes subidas de impuestos de todo tipo y la alta competencia, son algunas de ellas, según nos refiere Jesús Peinado. A todo ello hay que añadir, lógicamente, las excepcionales circunstancias impuestas por la crisis epidémica que estamos atravesando. “Como en todos los negocios está siendo un año difícil. A pesar de ello hemos tenido la suerte de no haber estado obligados al cierre. Aun así, como minoristas vemos que el cliente se siente preocupado cuando viene a realizar su compra por lo que también ha aumentado el servicio a domicilio. Por otro lado, ya que también vendemos a restaurantes de dentro y fuera de la comarca, nos hemos visto muy perjudicados por su cierre obligatorio y ello ha generado una menor demanda”.
Como nos viene sucediendo a lo largo de toda esta serie dedicada al comercio local, también en este caso encontramos un denominador común y positivo. “Hemos visto que la gente ha pasado a valorar más la cercanía”, reconoce Jesús, quien también admite que, gracias a la colaboración con el sistema de reparto a domicilio que proporciona Staki “hemos aumentado el número de pedidos a domicilio y nos ha ofrecido un buen servicio. Creemos que hace una buena labor ayudando a digitalizar los servicios tradicionales del pueblo”, concluye.