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Invocaciones pandémicas a la deidad

“acudir a Dios y a San Rafael para que nos libre de la pandemia cuanto antes. Dios sabrá cuándo, cómo y de qué manera hacerlo”

Publicado: 28/10/2020 ·
22:04
· Actualizado: 28/10/2020 · 22:04
Autor

Rafael Fenoy

Rafael Fenoy se define entrado en años, aunque, a pesar de ello, no deja de estar sorprendido cada día

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En este blog se pretende compartir análisis, reflexión y algo de conocimiento contigo persona lectora

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¡Con la Iglesia hemos topado! y el tema es muy delicado, ya que muchas personas en lo más profundo y humano de sus sentimientos tienen FE. Cualquier análisis, mínimamente crítico, en el ámbito de las creencias tiene muchas posibilidades de “herir” sentimientos. Conviene explicitar que aplicar el razonamiento a temas religiosos en modo alguno pretende incomodar o zaherir a nadie. Respeto absoluto hacia las creencias que cada cual tenga.

Dicho esto llama poderosamente la atención el llamamiento que el Obispo de Córdoba hace, a la feligresía de esa ciudad en fecha señalada en el santoral 24 de octubre. D. Demetrio Fernández, prelado de la diócesis cordobesa, en la tradicional misa en honor del Arcángel San Rafael, patrono de la ciudad, orienta a la feligresía a “acudir a Dios y a San Rafael para que nos libre de la pandemia cuanto antes. Dios sabrá cuándo, cómo y de qué manera hacerlo”. Y hasta aquí la buena voluntad de este Obispo, que exhorta a los creyentes a que “Con fe hay que pedirle que nos libre de esta situación”.

Algo ha cambiado ¿o no? en el enfoque que la cúpula eclesial realiza de una situación pandémica. Tradicionalmente ante las epidemias la historia de la Iglesia muestras numerosas ocasiones en que se culpaba a la maldad del pueblo el envío por Dios de la plaga o la enfermedad. Y si el culpable de la epidemia era el pueblo, el pueblo tenía que redimir su culpa para que Dios cesara en el castigo. Todas las grandes y pequeñas tragedias tenían origen en comportamientos pecaminosos, porque nada puede ocurrir sin la voluntad de Dios. Un ejemplo y se cita a Cervantes, como autoridad indiscutible, que en la segunda parte del Quijote, capítulo tercero pone en su boca este refrán: "Encomendadlo a Dios, Sancho [...], que todo se hará bien, y quizá mejor de lo que vos pensáis, que no se mueve la hoja en el árbol sin la voluntad de Dios". Precisamente esta frase da título al estudio de Eugenio Matijasevic, publicado en Acta Medica Colombiana, vol. 43, núm. 1, 2018. Indaga este autor en el origen del mencionado refrán mediante un interesante periplo histórico literario, concluyendo que el “refrán sobre la hoja inmóvil en el árbol a menos que la moviese la voluntad de un ser supremo, no sólo era un lugar común en Castellano en la España de Cervantes, (Diccionario de Autoridades, la Biblia, el Corán)… también un lugar común en Latín para los Padres de la Iglesia.”

Y anteriormente popular entre los Griegos, y citando a Hipócrates dice que para recuperar la salud se utilizaban cuatro caminos: Ir al templo e invocar al dios correspondiente, acudir a un mago, que conjuraba poderes sobrenaturales, buscar un curandero que alternaba remedios naturales con invocaciones mágicas o visitar un médico, persona formada siguiendo las enseñanzas en el arte de curar y preservar la salud. Entendiendo que “las enfermedades de los seres humanos no son castigos sobrenaturales, sino aflicciones naturales cuyo conocimiento oportuno es posible aliviar". Desde Hipócrates se estableció una diferenciación precisa para afrontar la enfermedad, entre el atribuir origen sobrenatural o el conocimiento empírico-naturalista. ¿En cuál de ellos se instala el Sr Obispo?

 Debe afinar en la elección, porque si opta por el segundo, nada remediará las invocaciones sobrenaturales (ni a Dios ni a San Rafael), pero si se instala en el primero ¿asumiría el mitrado, que el origen de la pandemia está en la voluntad divina?

Fdo Rafael Fenoy Rico

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