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Málaga

Pilar necesita ayuda para ir desde Casares a Ourense

Esta vecina de Casares Costa, cuya historia ya contamos en Viva Málaga en septiembre, deberá marcharse el martes porque la echan de su vivienda alquilada

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Pilar Bajo Trujillo, que tiene 46 años y una minusvalía del 45% causada por el maltrato de su exmarido, busca demostrar su valía y vivir.

Imagen del Ford Fiesta de 1994 con el que no saben si llegarán a Ourense.

  • Ahora busca reencontrarse con su hija, de la que no sabía nada desde hacía cinco años y que la contactó tras ver su historia en el Viva

Pilar y su marido, Martín, deberán abandonar su vivienda alquilada en Casares Costa el próximo martes. Se verán en la calle con los 215 euros que cobra él por tenerla a ella a su cargo y un Ford Fiesta del año 1994. Con este vehículo, que da más problemas de los que soluciona, intentarán llegar hasta Ourense (Galicia) para que Pilar pueda reencontrarse con su hija y comenzar una nueva vida.

Pilar Bajo Trujillo padece agorafobia, un trastorno de ansiedad que le impide salir a la calle, y acrofobia, temor a las alturas, dos secuelas que le dejó el maltrato físico, psicólogo y sexual por parte de su exmarido. Tiene 46 años, un 45% de minusvalía, y muchas ganas de vivir. Quizás recuerden su historia, ya que la contamos en Viva Málaga el pasado mes de septiembre. Precisamente, gracias a estas líneas, la hija de Pilar pudo saber el paradero de su madre, de la que no sabía nada desde hacía cinco años. Ahora, la meta de Pilar y su actual marido es llegar hasta el norte y comenzar allí la vida que en Casares no le han permitido.

Sin ayuda del Ayuntamiento


Cuando conocimos su historia, cobraba 300 euros de ayuda del Ayuntamiento de Casares Costa. Ya no es así. “Me piden que demuestre mis pagos y no puedo demostrar que pago en mano porque el agua y la luz está a nombre del dueño, que tiene una representación aquí, y yo nunca he visto. Aún así, conseguí que la persona que me lo cobró en mano me hiciese un recibí, pero no les vale”, explica.

El último varapalo lo ha recibido esta semana, cuando le informaron que no podía seguir en esa casa. “Me dijeron: o te largas por las buenas o te vas a buscar un problema, aquí pasan muchas cosas…. Y yo ya he vivido muchas cosas, no quiero volver a pasar por ahí. Yo no he hecho daño a nadie, no es que no quiera pagar, es que no he podido. Todo el mundo me ha dado la espalda y me siento muy ignorada”, cuenta en una conversación telefónica, tras afirmar que acaban de regresar de Cáritas, donde les han dado cartones de leches y galletas. “No tengo nada de nada, lo que se dice nada”, afirma.

Con nuevos objetivos

Sin rendirse ni un segundo, Pilar comenzó a hacer un nuevo llamamiento para poder salir de su situación. Escribió un correo a la Federación Española de Municipios y Provincias (FEMP), cuyo presidente es Abel Caballero Álvarez, el conocido alcalde de Vigo, pero no ha obtenido respuesta. Además, se muestra indignada con el alcalde de Casares, José Carrasco Martínez, ya que “no recibe a nadie”.

Los últimos días en Casares Costa son para prepararse y dejar atrás una etapa más, que no ha salido como esperaban. “Tengo  recetada medicación psiquiátrica, así que estoy dejándolo todo listo para llevarla conmigo y no tener que pasar por los trámites una vez que llegue a Galicia. De hecho, mi marido fue a por tres medicamentos míos a la farmacia, que costaban 7,90 euros y nos quedaban 10 euros, todo ello sin la insulina que es lo más caro”, explica.

Llamamiento a la solidaridad

Pilar tenía que poner en una balanza a qué se enfrentaba: quedarse en la calle, un lugar en el que no puede estar por su enfermedad, o refugiarse en su hija. No se lo pensó dos veces y optó por lo que le decía su corazón de madre. “Es muy importante estar cerca de mi hija, que lo ha pasado muy mal. Con todo lo que he vivido no quería arrastrarla al dolor, ninguna madre que se tercie puede hacerlo, así que cuando recibí la noticia de que me había encontrado, supe lo que tenía que hacer. Además, la madre de Martín está delicada de salud, por lo que la cuidaremos y tendremos un lugar donde vivir”, detalla.

Sin embargo, recorrer los 1.000 kilómetros que separan a Casares Costa de Ourense, no va a ser fácil, ya que no tienen dinero ni para la gasolina. Por ello, hace un llamamiento a la solidaridad. “Si alguien nos pudiese patrocinar el viaje o ayudarnos con la gasolina, yo estaría eternamente agradecida. Podemos justificar cada uno de los pagos que vamos a hacer. El problema es que no sé si vamos a llegar, con el estado de las ruedas”, afirma en un tono de súplica.

Pilar se siente desanimada cada vez que piensa en que “la gente no tiene corazón”, es por ello que pide una oportunidad para llegar a Galicia y estar cerca de su hija. “Quiero rehacer mi vida”, culmina.

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