La directora de Cáritas Diocesana de Huelva, Pilar Vizcaíno, ha criticado este jueves que las administraciones haya cerrado sus puertas durante el estado de alarma decretado por la pandemia del Covid-19, asegurando que "hay servicios de las administraciones que han quedado completamente cerrados y Cáritas y otras ONG han tenido que suplir la ausencia de recursos públicos por parte de administraciones de todo tipo", así como "el caos que se ha originado por las competencias".
Así lo ha indicado durante la rueda de prensa de presentación de la memoria anual de la entidad, en la que ha remarcado que las administraciones deberían haberse coordinado y haber dado una respuesta más urgente" ya que la situación "nos ha desbordado a todos" y había "muchas fuerzas sociales que queríamos ayudar y no ha habido coordinación por parte de las administraciones".
Asimismo, ha señalado que en una situación como esta entiende que hay servicios "que no se pueden cerrar" porque "ha habido mucha desinformación y personas que se han desesperado llamando a líneas telefónicas que nunca se cogían y servicios de los que no sabían si iban obtener respuesta", por lo que han llamado a Cáritas ya que "la situación ha generado miedo e inseguridad en las personas" y ha vuelto a incidir en que "ha sido todo un poco caótico".
Con respecto a los perfiles que se han atendido durante el estado de alarma y el confinamiento, Vizcaíno ha subrayado que, además de a las personas que se ya se venían atendiendo, Cáritas ha registrado perfiles nuevos "que nunca se han visto en una situación como esta" o "personas a las que ya se les había ayudado en su momento y han vuelto a llamar".
En cuanto a los perfiles que no son habituales en la entidad, la presidenta de Cáritas ha indicado que han acudido personas "que se han visto en la calle, los que no tenían ahorros, no cobraban los ERTE y a los que les ha desbordado la situación, e incluso por enfermedad" ya que han tenido familias con contagios de covid "que tenían enfermos de cáncer" y han tenido que hacer acompañamiento personal en su casa.
Entre algunos de los afectados ha destacado camareros, comerciantes e incluso universitarios que necesitaban echar una mano en casa porque sus padres se habían quedado en paro, "perfiles muy variados", ha subrayado.
Además, Vizcaíno ha apuntado que han recibido "miles de llamadas de toda España" para trabajar en la campaña de la fresa, pero "el país entero estaba cerrado, por lo que era muy complicado que pudieran venir" y "aún así hemos gestionado incluso ayudas para Cáritas de otras diócesis, para traerlos aquí a trabajar".
En este contexto, ha reseñado que "ha llamado gente pidiendo comida, pero también otro tipo de suministro, incluso un abuelo diciendo que se le había estropeado la nevera y no lo podía pagar o personas a las que se les había generado una gran cantidad de gastos farmacéuticos que no han podido asumir".
ASENTAMIENTOS
Con respecto a los asentamientos, Vizcaíno ha subrayado que Cáritas ha estado todo este tiempo solicitando ayuda a las administraciones públicas y "a todas las puertas que ha podido tocar".
De este modo, ha recordado que es un colectivo "bastante vulnerable" y sin vivienda, y al que "no se le podía decir que se quedara confiando en una chabola porque es imposible cumplirlo, por no hablar del problema de la higiene" y ha recordado que ha sido una situación "muy difícil" porque "si el covid llegaba a un asentamiento podría volar e incluso ser ellos transmisores porque son trabajadores temporeros".
Así, la directora de Cáritas Huelva ha señalado que ellos habían iniciado "hace tiempo" un proceso de incidencia solicitando agua a los asentamientos por lo que la ayuda de 1,1 millones de la Junta destinada a los mismos en la provincia de Huelva "ha servido para que los ayuntamientos llevaran puntos de agua potable a los asentamientos".
Para finalizar, Vizcaíno ha incidido en que este es uno de los colectivos para los que la exclusión social "es crónica" y "cualquier situación les afecta", por lo que ha recordado que aunque la campaña ha terminado, "muchos se van pero otros se quedan", por lo que no entiende "por qué razón hay que cortarle el agua a personas que están allí viviendo", recordando que Cáritas los seguirá atendiendo porque es un colectivo en el que "está cronificada la pobreza y se da cada vez más situaciones de exclusión".
MEMORIA DE 2019
De otro lado,
Cáritas Diocesana de Huelva ha atendido en 2019 a 11.077 personas, lo que supone una reducción de 3.014 personas con respecto a 2018. Este hecho se produce por la tendencia de estos últimos años, donde ha habido un repunte en la economía, más acceso al empleo y menos personas que tienen la necesidad de acudir a Cáritas. Una situación que probablemente cambiará de cara a la memoria de 2020 a causa de la crisis derivada del coronavirus.
Así lo ha indicado este jueves la directora de Cáritas Diocesana de Huelva, Pilar Vizcaíno, en la presentación de la Memoria General 2019, un documento que recoge la realidad del trabajo de la entidad y que supone una “radiografía muy real” de la situación de la Diócesis de Huelva contada desde el trabajo diario de los 75 equipos de Cáritas Parroquiales que existen en la provincia y desde los Servicios Diocesanos.
Las personas atendidas son aquellas que acuden a Cáritas, “son los rostros que vemos y que, potencialmente, podrían formar parte de procesos de acompañamiento y participación”. Por otro lado, también cuantifican a las personas beneficiadas de la labor de Cáritas Diocesana de Huelva, que son aquellas que sin acudir directamente a Cáritas “se ven beneficiadas por la acción que recibe algún miembro de la familia”. En este caso son 24.064 las personas beneficiadas.
En cuanto a las 11.077 personas atendidas, Cáritas las desglosa en distintas categorías: 7.959 en acogida, 1.023 en familia, 767 personas sin hogar, 993 migrantes, 311 por temas de empleo y 24 por salud.
En esta línea, Cáritas Diocesana de Huelva pone en valor cifras como las 125 personas, de los 311 participantes del Programa de Empleo, que encontraron trabajo el pasado año; la atención a 767 personas sin hogar a través del Centro de DíaPuertas Abiertas y las Casas de Acogida, Santa María y Santa María de los Milagros; 1023 personas y familias acompañadas en proyectos de infancia, acompañamiento familiar y mayores; y 993 migrantes en el Programa de Atención en Asentamientos.
Desde Cáritas detectan dos perfiles importantes: “Por un lado personas solicitantes de asilo, sin ingresos, en su mayoría con formación pero sin homologar y con familias a su cargo. Por otro lado, son personas nacionales, en su mayoría mujeres con hijos a su cargo, mayores de 45 años, o jóvenes con carencias educativas, escasa experiencia laboral, falta de formación y, en gran medida, con cargas familiares”.
También destaca la organización parroquial que “el marco social en el que Cáritas Diocesana de Huelva ha desarrollado su acción durante el año pasado ha venido marcado por una notable precariedad en muchas de las familias a las que atendemos y también una profundización en un modelo laboral basado en la escasez de recursos económicos de las familias y la falta de formación”.
En el apartado económico, Cáritas Diocesana de Huelva invirtió el año pasado un total de 2.473.102 euros. Esta cifra es fruto de la inversión de fuentes públicas, privadas, de donaciones y legados y por supuesto, de los ingresos de las Cáritas Parroquiales.
Otra labor importante la desarrollan los voluntarios que participan en Cáritas Diocesana de Huelva, ya sea en la atención en parroquias o en los distintos centros ubicados en las instalaciones de la calle Doctor Cantero Cuadrado, “sin los cuales sería imposible llevar esta labor”, puntualiza la entidad.
En total, 757 voluntarios han participado en nuestra acción en el año 2019. También queremos agradecer la colaboración de 46 empresas en 2019, que han permitido, de una u otra manera, facilitar recursos muy necesarios a muchas familias y las donaciones y el apoyo de 242 hermandades.
