El barómetro del CIS de noviembre, cuyo trabajo de campo se llevó a cabo días antes del 10N, otorgaba al PSOE un 22,9 por ciento en voto directo, el doble que al PP, que se quedaba en el 11,6 por ciento, muy por debajo de los resultados reales que obtuvieron en los comicios.
La encuesta, elaborada entre el 28 de octubre y el 9 de noviembre, la víspera de las elecciones, no cuenta con estimación de voto ni de escaños, por lo que no es comparable con los dos anteriores estudios.
Así pues, el CIS solo refleja este mes la respuesta espontánea de los ciudadanos al ser preguntados a qué partido piensan votar, pero no cuenta con la llamada "cocina" que estima resultados y reparto de escaños.
Según esos datos, el PSOE se quedó con el 22,9 por ciento en intención directa, tres puntos más que en la macroencuesta preelectoral que se difundió aquellos mismos días previos a los comicios y que le daba un máximo de 150 escaños, 30 más de los que realmente obtuvo.
Por contra, el PP tendría, según este barómetro, el 11,6 por ciento en intención de voto, cuando en las elecciones obtuvo el 20,82 por ciento de los sufragios reales.
Fenómeno similar al que ocurre con Vox, tercer partido de ámbito nacional que, según la encuesta, tenía la mitad de porcentaje de voto que lo que en realidad logró el 10N: del 7,3 del CIS al 15,09 de los comicios.
Por su parte, Unidas Podemos y las confluencias sumaban el 9,3 por ciento en intención de voto frente al 12,84 que obtuvo el 10N.