Pocas personas hablan con la misma pasión del aceite de oliva que Anuncia Carpio Dueñas (Pozoblanco, Córdoba, 1953). Aunque en marzo se jubiló de su puesto como especialista en Grasas y Aceites en la Delegación de Agricultura de Jaén, esta bióloga sigue manteniendo ahora una actividad aún más frenética en su afán por divulgar y concienciar sobre las bondades del aove. Una tarea que la ha llevado a viajar por todo el mundo, desde China a Australia o desde Japón a Perú, el país sudamericano al que ha volado esta semana para predicar las excelencias del oro líquido. “No debe darnos miedo enseñar a producir a otros países pues el aceite lo tenemos nosotros; al contrario es una gran oportunidad para expandirnos y buscar nuevos mercados. Si nos quedamos parados nos comerán otros países competidores”, subraya Carpio, que se autocalifica como una entusiasta de los aceites vírgenes extra y que, además de seguir ofreciendo cursos de catas de aceite de oliva y de acudir a los concursos asesora a diversas empresas oleícolas.
Recuerda Anuncia Carpio que cuando llegó a Jaén, hace ya más de tres décadas, las almazaras todavía funcionaban con las antiguas prensas para la extracción del aceite. Y lo de la calidad era algo que se veía muy lejano entonces. “Los cursos de catas era algo que sonaba a chino en las mismas cooperativas; el objetivo principal entonces era separar la aceituna del suelo de la del vuelo”, comenta esta experta en aceite de oliva. Ahora, con el paso del tiempo, tiene claro que se ha producido una auténtica revolución en las calidades del aceite, que ella atribuye especialmente a empresarios que llegaron al sector oleícola procedentes de otros campos. A los industriales les siguieron después muchas cooperativas que se han subido al tren de la excelencia aceitera, aunque Carpio considera que ahora el reto es el de aumentar esas producciones de aceite de calidad y, en paralelo, el consumo. Y rememora también esta enamorada del oro líquido todo el trabajo que hubo que hacer para desmontar los falsos mitos que lastraban la imagen del Picual, que hasta no hace demasiado tiempo ni siquiera podía optar a los principales concursos. “Es cierto, los Picuales tenían fama de ser la despensa de los graneles y se asociaban a aceites de baja calidad, por eso hubo que luchar mucho para cambiar esa imagen y destacar sus propiedades”, comenta.
Anuncia Carpio se felicita también por el avance hecho en la producción de aceites tempranos, que han vuelto a batir un récord en la última Feria del Primer Aceite celebrada en Martos. Ahora bien, aboga por darle una vuelta de tuerca a esta celebración: “Sin duda, es una feria importante, pero no estaría mal acompañarla de un plan de comercialización para esos aceites tempranos. Y tampoco estaría mal aprovechar el tirón de esos caldos de máxima calidad para producir más aceite de oliva virgen extra y, sobre todo, envasarlo”. ¿Y qué hacer para obtener mejores precios? Anuncia Carpio lo tiene claro en este tema: promoción y educación. “Hacen falta más campañas de formación entre los consumidores para que tomen conciencia y sepan realmente lo que están tomando porque si lo conocen lo van a comprar”, explica. Teniendo en cuenta que actualmente producción y consumo están equilibrados, el problema de los bajos precios, apunta Carpio, sólo se explica por “los cuatro que juegan en medio, que compran el aceite lampante y banalizan el aceite y hacen fraudes”. Y apunta que la educación es más necesaria si cabe entre los más jóvenes. Recuerda en ese sentido una iniciativa que ella misma impulsó en 1989, con motivo del Año Mundial del Olivo, para formar en la cultura oleícola a profesores y alumnos de Martos. Pese a su éxito, la campaña ya no volvió a tener continuidad.
Y otro tema contra el que se rebela Carpio es la falta de un laboratorio oficial de catas en Jaén (el único existente es de residuos y fitomatología), la principal productora mundial. “Llevo más de 20 años reivindicando desde el CES provincial [la última vez durante la reciente visita del consejero de Hacienda de la Junta, Juan Bravo] este laboratorio oficial de catas, tanto químico como sensorial; es una vergüenza que las muestras destinadas a la exportación o a los concursos se tengan que llevar a los laboratorios de Córdoba o de Granada, que ya están saturados, o incluso se están llevando a Jerez de los Caballeros”. En definitiva, sostiene Anuncia Carpio que el futuro del Aove pasa, inexcusablemente, por la calidad. “El olivar tradicional no podrá competir económicamente con el superintensivo,o competimos dándole valor a la calidad y a la formación o no tenemos futuro”, expone esta bióloga a la que no le duelen prendas en admitir que en Italia, nuestro gran competidor, “son los mejores a la hora de vender el aceite por su política de marketing”.