La Fiscalía está estudiando adherirse al recurso presentado por varias de las víctimas contra la decisión del Juzgado de Vigilancia Penitenciaria 5 de Andalucía, con sede en Granada, de conceder el tercer grado al profesor de gimnasia condenado por la Audiencia de Málaga a 271 años de prisión por 24 agresiones sexuales.
Fuentes del Ministerio Público han informado a Europa Press de que el fiscal se encuentra estudiando los motivos que han alegado las víctimas para tomar una decisión, después de que varias de ellas hayan mostrado su disconformidad con que se le conceda el tercer grado, lo que le permitiría llevar a cabo un "régimen de vida en semilibertad".
Este preso, Juan Carlos G.R., fue condenado por 24 delitos sexuales, tanto consumados como en grado de tentativa, contra mujeres españolas y extranjeras desde abril de 1997 a febrero de 2002 en Málaga y ha estado cumpliendo condena en el Centro Penitenciario de Albolote (Granada), desde el que se han opuesto al tercer grado por entender que no concurre en este interno un pronóstico favorable de reinserción social. También se opusieron en su momento la Fiscalía y las víctimas comparecidas.
En un auto de principios de septiembre, al que ha tenido acceso Europa Press, el juez de Vigilancia Penitenciaria estimó el recurso de alzada interpuesto por este interno contra la resolución de la Dirección General de Instituciones Penitenciarias que acordó que continuara en segundo grado.
El Juzgado alega que el preso ha extinguido sobradamente las tres cuartas partes de la condena --el cumplimiento máximo se ha fijado en 20 años-- y ha tenido "una intachable conducta participando en numerosas actividades de manera destacada y con calificación de excelente".
Según agrega, "carece de adicciones conocidas con significación criminológica, presenta estabilidad y madurez personal y una actitud favorable al cambio. A lo que se ha de añadir, que ha realizado de forma correcta el programa establecido para la prevención y control de la agresión sexual, en el cual ha obtenido una favorable calificación. Asume plenamente su responsabilidad delictiva, muestra arrepentimiento y empatía con la víctimas".
Así pues, el juzgado le concede la progresión a tercer grado, en la modalidad de vida que se estime oportuna por la junta de tratamiento en atención a sus circunstancias personales, familiares y laborales.
En un auto anterior, al que también ha tenido acceso Europa Press, el juzgado expone que el "interno reconoce los delitos cometidos, no los minimiza y muestra un adecuado grado de arrepentimiento (...) es capaz de comprender los factores que le llevaron a delinquir y que le hicieron anteponer su propia necesidad de satisfacer sus impulsos sexuales desviados por encima de las propias víctimas".
Estas circunstancias, junto a otros factores como la capacidad del interno de crear "relaciones cercanas positivas, el ajuste familiar y la ausencia de enfermedades mentales" hacen entender al juzgado "que existe un bajo riesgo de reincidencia".