na amiga de Lucía Garrido, la mujer de 35 años cuyo cuerpo apareció flotando sin vida en 2008 en su finca en Alhaurín de la Torre (Málaga) con signos de haber sido asesinada, ha asegurado en su declaración como testigo en el juicio que la fallecida vivía “en un calvario” que le hacía pasar su exmarido.
La amiga de Lucía ha recordado afectada que ésta le dijo que si en algún momento desaparecía mirasen “en la jaula del león” por si su expareja la hubiera “echado allí para que desapareciera”
La testigo ha asegurado que no presenció malos tratos en la pareja pero que conocía el calvario por el que pasaba la víctima junto a su hija, ya que “le cortaba la luz y el agua y le dejaba sin coche en mitad del campo y con una niña que llevar al colegio”.
Ha asegurado que la víctima portaba consigo una carpeta con documentación que consideraba valiosa sobre las actividades que su exmarido estaba realizando en la finca, unas “actividades ilícitas” en las que se movía “bastante dinero” por el negocio de animales exóticos que tenía lugar allí.
La amiga de Lucía ha recordado afectada que ésta le dijo que si en algún momento desaparecía mirasen “en la jaula del león” por si su expareja la hubiera “echado allí para que desapareciera”, en referencia a las medidas de seguridad de los animales peligrosos para la compraventa que se encontraban en la finca y que, según la testigo, cada vez eran menores.
La testigo, que tenía llave de la vivienda facilitada por Garrido por si ocurría alguna emergencia, ha admitido que durante su primera declaración a la Guardia Civil “desconfiaba” de los agentes por la relación de amistad que Garrido le dijo que su exmarido mantenía con personal del cuerpo, por lo que ha realizado algunas puntualizaciones sobre ella.
En el juicio se encuentran encausados el exmarido de la víctima y dos guardias civiles como presuntos implicados, así como el supuesto autor material de la muerte de Lucía Garrido.
Un teniente de la Guardia Civil ha declarado que acudió a la inspección ocular de la finca tras el crimen y que, al conocer la noticia del asalto de la vivienda un año después por parte de ciudadanos colombianos, le pareció “muy llamativo” y que era “un indicio” relacionado con el caso de Garrido y los agentes del cuerpo encausados.
En la vista han declarado los forenses que se encargaron de la autopsia de Lucía, que han señalado que presentaba “distintas contusiones” y un corte “en la vena yugular izquierda” que han valorado como una herida “vital” que sospechan que fue la causante de la pérdida de conocimiento de la víctima y que provocó el ahogamiento en la piscina de la finca.
El arma homicida ha sido mostrada a la forense presente en la sala, que ha ratificado su coincidencia con la herida que presentaba Garrido en el cuello por ser “una herida punzante” que provocaría la pérdida de conocimiento “poco después” y que volvería a la víctima “fácilmente transportable” a la piscina.
“La víctima, una vez apuñalada, queda entregada a su agresor”, ha asegurado el forense, que ha reconocido que Garrido presentaba heridas de defensa por una primera agresión con objeto contundente en brazos y antebrazos.
La hora del fallecimiento según la temperatura del cuerpo a la hora de su levantamiento se acota entre las 10 y las 11:30 horas aunque según los forenses puede haber un desfase de siete horas a nivel científico, por lo que podría coincidir con el momento en el que una vecina de Lucía Garrido escuchó un grito, según ha puntualizado el fiscal.
Las personas acusadas por el asesinato de Lucía Garrido en 2008 se enfrentan a la petición de una condena entre 23 años y medio y 29 años de cárcel.