La provincia jienense lleva siete años engordando su saldo migratorio negativo (más emigraciones que inmigraciones). En el año 2018, según el Instituto de Estadística y Cartografía de Andalucía, la provincia de Jaén registró 14.447 inmigrantes y 17.050 emigrantes, es decir, un saldo migratorio negativo de 2.603. Esa cantidad supone 1.315 menos que el año anterior (-3.918), aunque mantiene una tendencia regresiva iniciada en 2012, con cantidades superiores a 3.500 cada año. En total, en los últimos siete años, el saldo migratorio negativo de la provincia ha sido de 26.081. El año 2011 fue el último en el que Jaén registró más inmigrantes que emigrantes (+869). En Andalucía, sólo Jaén y Córdoba presentaron en 2018 un saldo migratorio negativo, aunque el de la provincia jienense (-2.603) es muy superior al de Córdoba (-672).
Pese al alarmante descenso de población de la provincia, el presidente del Consejo Económico y Social (CES) provincial, Manuel Parras, intentó ayer desdramatizar la situación al indicar que este retroceso demográfico de Jaén “no tiene nada que ver con el de la España vaciada o el que se da en otras comunidades como Castilla-León, Aragón o Castilla-La Mancha”. Parras admitió, en todo caso, el problema de la pérdida de población, que es uno de los temas que se abordan en la memoria sobre la situación socioeconómica y laboral de la provincia de Jaén que el CES provincial presentó ayer a la Diputación Provincial. En esta memoria, el CES plantea una serie de medidas para intentar “mitigar” el problema del despoblamiento. “Hablamos de las posibilidades de desarrollo de los municipios rurales con medidas que van desde la dotación de banda ancha a estas zonas para facilitar allí el desarrollo de profesiones ligadas a Internet y la tecnología, hasta la mejora de la red de carreteras secundarias, el desarrollo de una agricultura focalizada a la biodiversidad y la sostenibilidad y a la economía colaborativa y la huella de carbono, además de la dotación de servicios públicos relacionados con la sanidad y la educación, tenemos que trabajar en esa dirección”, apuntó Parras al esbozar las recomendaciones del CES provincial para hacer frente al reto demográfico. También la Diputación Provincial ha constituido un área para abordar el problema de la despoblación, que intentará captar fondos de otras Administraciones.
CES
La necesidad de vertebrar un laboratorio agroalimentario oficial de referencia es otro de los puntos destacados en la memoria del CES provincial sobre la situación socioeconómica de la provincia. “No contar con estas instalaciones hace daño a nuestros aceites picuales que, por otro lado, continúan ganando premios internacionales de prestigio. Necesitamos tener un panel de cata reconocido, entre otras mejoras y, para ello, vamos a trabajar a partir de septiembre con entidades de la provincia para paliar esta debilidad”, anunció ayer el presidente del CES, Manuel Parras. Otras cuestiones tratadas durante el pleno ordinario pasan por la profesionalización del sector agrícola a través de itinerarios formativos destinados a los consejos rectores, y la ciberseguridad. De igual forma, se apuesta por continuar con el fomento de las energías renovables, en particular de la biomasa. Para ello, se constituyó el Foro Técnico y Empresarial de la Biomasa, donde, en su primera reunión, se acordaron una serie de recomendaciones. Una de ellas, continuar trabajando en la mejor consideración de la biomasa en el Plan Nacional Integrado de Energía y Clima (2021-2030), que centrará el trabajo de la segunda reunión del Foro, que se celebrará en octubre. “Siendo conscientes de que la biomasa es un potencial enorme en la provincia, vamos a establecer contacto con el Ministerio competente porque necesitamos una mejor consideración de la biomasa en el Plan Energético Nacional”, concluyó Parras.