Cada año, y desde hace cinco, Torremolinos se convierte durante más de una semana en un escenario de luz, color y alegría. Esta fiesta de reivindicación, el Pride, devuelve a la localidad a sus orígenes, cuando todos deseaban pasar unos días (o años) en esta isla de paz y libertad del sur de Europa.
Cada año que pasa se convierte en uno de los grandes referentes del calendario nacional y atrae a personas de todo el mundo, no solo del colectivo LGTBI, ya que se trata de una fiesta abierta a todos. Prueba de este crecimiento es el aumento de las carrozas que participaron durante la tarde del sábado en la multitudinaria manifestación que recorrió las calles del centro: un total de diez, es decir, una subida del 40% con respecto a la pasada edición. Más de 1.000 personas acompañaron la marcha subidas a las carrozas, más todas las que quisieron hacerlo desde la calle.
Cantantes como Karina, OBK, Loreen, Loco Mía y Kate Ryan, entre otros muchos, hicieron bailar al multitudinario público que se ha reunido a lo largo de este fin de semana en La Nogalera, epicentro de esta fiesta.
En cuanto a la lectura del manifiesto, el encargado este año fue Sergio Padial, profesor del colegio El Pinillo, centro que promueve la diversidad familiar. Padial, granadino de nacimiento, pero afincado en Torremolinos, detalló los casos en los que el colectivo LGTBI sigue siendo discriminado, como la violencia o el acoso escolar, entre otras muchas.
Por su parte, el alcalde de Torremolinos, José Ortiz, que encabezó la marcha, reconoció estar “muy feliz por que el Pride siga creciendo . A Torremolinos son bienvenidos todos y todas las que quieran disfrutar en libertad de su condición sexual, de su identidad y del amor, desde el respeto y la tolerancia”. Asimismo tuvo palabras de agradecimiento para las asociaciones y empresarios, que hacen posible esta cita anual.
La playa del Bajondillo fue el escenario de despedida de este Orgullo que hace crecer a Torremolinos.