La segunda jornada de la presente Semana Santa se distinguió por la sobriedad en las dos cofradías que hicieron estación de penitencia en la Parroquia Mayor de Ntra. Sra. de la O. El orden, la seriedad, la compostura y la verdadera penitencia fueron las notas destacables en el Lunes Santo sanluqueño. Las calles de nuestra ciudad volvieron a llenarse de cofrades que a pesar de una temperatura más fresquita, no dudaron en disfrutar de este Lunes Santo. Dos eran las Hermandades que salían en esta jornada cofrade: la Cofradía del Soberano Poder y la de la Humildad y Paciencia.
La primera cita fue con la cofradía del Barrio Alto, que se convirtió en el centro de atención del numeroso público que fue al encuentro de la Fervorosa y Franciscana Hermandad y Cofradía de Ntro. P. Jesús de la Humildad y Paciencia, en su Sagrada Coronación de Espinas y Ntra. Sra. de las Lágrimas, que tenía prevista su salida a las 18:40. Los exteriores de la Basílica Menor de Ntra. Sra. de la Caridad, sede canónica de esta cofradía, estuvo literalmente abarrotado de una enorme cantidad de sanluqueños, que esperaban aparecer la cruz de guía de la Hermandad, otrora conocida como “Hermandad de los Muchachos”.
La cofradía de la Humildad y Paciencia fue fundada un 2 de abril de 1944, por lo que este año está celebrado el 75 aniversario. En aquella fecha un total de 52 hermanos, bajo la dirección espiritual del capellán del Santuario, el Rvdo. P. Francisco Domínguez de la Cámara, se reunieron en la sacristía para fundar una cofradía alrededor de un Cristo sedente, en el momento de ser coronado de espinas, que tenía gran devoción del pueblo sanluqueño. Es por tanto la primera de la Hermandades fundada después de la finalización de la Guerra Civil. Y con el fin de dar culto a una imagen antigua del Señor sentado sobre una peña, la Hermandad vio la luz en unos años difíciles pero donde la fe era capaz de superar cualquier vicisitud. Según los estudios llevados a cabo por el gran investigador sevillano y sanluqueño de adopción, Fernando Cruz Isidoro, esta imagen provenía del antiguo Convento de Mínimos de Ntra. Sra. de la Victoria. Don Fernando Cruz Isidoro es quién descubre que la talla del Cristo es obra de Francisco de la Gándara Hermoso de Acebedo, realizada en 1605, y que dicha imagen era la titular de una antigua Hermandad de la “Humildad y Pasencia “que residía en el citado Convento de Mínimos de la Victoria.
Las imágenes secundarias del paso de misterio son obra de Manuel Ramos Corona, así como las armaduras y los cascos. Acompañó al Cristo la Banda de Cornetas y Tambores Amor y Sacrificio de Lebrija. El paso estrenaba árboles de guardabrisas, tallados por Manuel Oliva, de San Fernando.
En el segundo paso de esta Hermandad vemos la belleza hecha dolor de la Santísima Virgen de las Lágrimas, preciosa imagen del imaginero Manuel Pineda Calderón, realizada en 1947. La finura, la sencillez y la elegancia definen a la Reina del Barrio Alto. Todo en su paso es del color blanco, por eso fue llamada por el poeta como la Paloma del Lunes Santo que va tiñendo de blancura las paredes a su paso. La Banda de Música de Ntra. Sra. del Carmen de Villalba del Alcor fue la encargada de solemnizar el transitar de la Virgen durante todo su recorrido.
Los momentos más hermosos y sublimes son su bajada por Cuesta de la Caridad, su caminar por Baños y Madre de Dios y sobre todo su recogida cuando una marea humana de cofrades rodea el blanco paso de la Señora.
Es digno de destacar el cortejo de esta cofradía pues es uno de los más serios de cuantos podemos ver en la Semana de Pasión.
