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Jerez

La "universidad" mundial del baile flamenco está en Jerez

El 95% de los alumnos de los cursos del Festival de Jerez son extranjeros, y la mayoría vienen de Japón y Estados Unidos, sobre todo de California

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  • Imagen de uno de los cursos de baile del Festival de Jerez -

No tienen exámenes ni notas y además su sueño es "repetir". Son los más de mil alumnos que pasan cada año por la "universidad del baile flamenco", el Festival de Jerez, al que cada mes de marzo llegan estudiantes de países como Australia o Alemania, tantos que el 95% de los inscritos son extranjeros.

El Festival de Jerez nació en 1996 y desde su primera edición quiso ofrecer la posibilidad de asistir a clases con maestros del jondo pero entonces fueron apenas dos docenas los asistentes a un taller que dio la Compañía Andaluza de Danza, rememora en declaraciones a EFE la directora del certamen, Isamay Benavente.

Este año, 23 después, no solo es un festival consolidado, donde actúan los mejores, que aprovechan, como será el caso de Israel Galván, la oportunidad para estrenar sus nuevos espectáculos, sino una escuela abierta a aficionados de todos los niveles.

"Nosotros no entramos a catalogar el nivel que tiene el alumno y ellos se apuntan libremente al de iniciación, al básico o al medio. Para los de perfeccionamiento, como los que dan este año Javier Latorre o Rafaela Carrasco, los interesados tienen que mandar un vídeo para que los maestros les acepten o no en clase", detalla.

A las "aulas", sitios tan especiales como la Bodega González Byass, el Palacio de Villapanés, el Teatro Villamarta o la Peña Tío José de Paula, llegan "cursillistas", como les llaman allí, de Japón y Estados Unidos -la mayoría-, Alemania, Francia, Italia, Shangai, Australia, Israel, Brasil, Argentina, Venezuela o los países del Este.

"El 95% son extranjeros pero la mayoría vienen de Japón y Estados Unidos, sobre todo de California", detalla.

A los alumnos, el curso de siete días les cuesta una media de 300 euros, en los que está incluida la asistencia a seis de los espectáculos que programa el festival durante la semana lectiva.

Más del 50% de los que viajan hasta la ciudad gaditana "repiten" y, además, lo hacen "con mucha alegría" porque son gente "a la que le apasiona el flamenco y es muy fácil que comenten que han aprendido más en una semana en Jerez que en todo un año de clases en su país".

Los "cursillistas" españoles suelen tener "ya mucho nivel" y "se apuntan" a las clases de perfeccionamiento o magistrales como las que este año han impartido Eva Yerbabuena y Concha Vargas, que se ha centrado en algo tan flamenco y peculiar como las bulerías arromanzadas de Lebrija.

En total son 44 cursos, más los talleres de palmas y compás, y tienen un "claustro" fijo que componen profesores como Angelita Gómez, Javier Latorre o la Escuela de Matilde Coral, docentes desde el primer año.

El resto van alternando porque la organización pretende dar sitio a los que más demandan los alumnos y atender sus sugerencias. Este año, explica, han sido muy "deseados" Olga Pericet, Manuel Liñán o Marcos Flores.

Al final del curso no tienen examen, "y por eso ni aprueban ni suspenden pero ellos saben qué tal les ha ido y se marchan felices de 'tener que repetir'".

Lo que sí hay es "numerus clausus" -un máximo de 25 alumnos por curso- y hay talleres que se agotan nada más publicarse la oferta pero no quieren sacar más plazas porque su meta es, justamente, crear ese deseo de volver y porque "si no -se ríe- llenarían ellos solos los teatros".

"Es muy bonito unir todo lo que es exhibición con formación: ofrecer espectáculos y enseñar cómo se llega ahí", añade Benavente, muy satisfecha también con la acogida de la programación de este año del festival -que comenzó el 22 de febrero y termina el 9 de marzo-, "con un nivel muy, muy alto".

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