La imagen de burros cargando a turistas con sobrepeso por las calles de la isla griega de Santorini tiene los días contados. El país heleno prohíbe que los visitantes más pesados monten en sus burros después de que los activistas de la Asociación Peta denunciaran que los animales estaban “paralizados por jinetes obesos”.
El Ministerio de Desarrollo Rural y Alimentación de Grecia establece que los burros de Santorini no pueden transportar cargas que pesen más de 100 kilos, o una quinta parte de su peso. El diario británico The Mirror es quien publica imágenes de turistas a lomos de estos animales mientras discurren por callejones y suben escalones por las calles de la isla, lo que provocó mucha indignación en redes sociales.
“Bajo ninguna circunstancia se deben usar burros si no son aptos para el trabajo, es decir, animales enfermos, heridos o en un embarazo avanzado”, apuntan las nuevas normas que rigen en el país heleno. Una petición difundida por redes sociales logró acumular más de 100.000 firmas para pedir al Gobierno de Grecia que impidiera esta práctica porque supone un peligro para la salud de estos animales.
En España existe el ejemplo de los burrotaxis de la localidad malagueña de Mijas, que el Partido Animalista Contra el Maltrato Animal (Pacma) quiere eliminar, ya que “incumple normativas europeas, nacionales, autonómicas y locales. Es un claro ejemplo de maltrato animal institucionalizado”.
“Lo denunciamos en su momento —continúa Pacma— y el Ayuntamiento sólo instaló unas ridículas barras de metal entre burro y burro. Sin embargo, las condiciones no han cambiado. Estos inteligentes, sociables e hipersensibles animales siguen atados permanentemente a correas de escasos centímetros que les impiden moverse o tumbarse”.
El partido animalista critica que los burrotaxis “trabajan los 365 días del año y, cuando acaba la jornada, son llevados a minúsculas cuadras en los que permanecen atados en las mismas condiciones. Jamás se les permite tumbarse a descansar”. Por todo ello, Pacma puso en marcha hace unos meses la campaña #CortaSuCuerda, para que la ciudadanía pida al Ayuntamiento de Mijas que elimine este servicio. “¡Es hora del ciberactivismo por los burritos!”, apunta.