Según informó ayer a Efe el director de flota de la empresa Echebastar Fleet (a la que pertenece el atunero), José Luis Jauregi, el ataque tuvo lugar a las cuatro de la tarde del jueves, hora española, en aguas internacionales, más cerca de las islas Seychelles que de la costa de Somalia.
El capitán y el patrón del Alakrana detectaron en el radar un objeto que se aproximaba al barco a gran velocidad, por lo que realizaron varias maniobras de evasión, aunque no lograron despistar a los piratas.
Cuando la tripulación localizó visualmente a sus perseguidores comprobó que su embarcación –de pocos metros de eslora y con potentes motores de fuera borda– coincidía con el tipo que habitualmente utilizan los piratas que asaltan a los barcos.
Ante esta situación, el capitán ordenó poner “proa a la mar a toda máquina”, con lo que el pesquero dejó atrás a la embarcación sospechosa.
El Alakrana, que inició la campaña de pesca el pasado 31 de agosto y que cumple su cuarto año faenando en el Índico, cuenta en este momento con una tripulación formada por 28 personas.
Este intento de secuestro tiene lugar después de que el pasado marzo el atunero vasco Felipe Ruano sufriera también el acoso de la piratería somalí.
El año pasado los piratas secuestraron del 20 al 26 de abril al atunero Playa de Bakio y cinco meses después, en septiembre, el Playa de Anzoras –ambas embarcaciones con base en Bermeo– sufrió un intento de secuestro cerca de la costa de Somalia, aunque al igual que hizo el Alakrana, logró escapar.
La tripulación del atunero se encuentra “bien” después del “susto”. “Estamos todos contentos”, dijo a Efe José Luis Jauregi, tras relatar el ataque.
El Alakrana cuenta con 30 tripulantes, diez de ellos gallegos, procedentes en su mayoría de las Rías Baixas; otros diez vascos y el resto de diversas nacionalidades, precisó Jauregui.
Está previsto que regrese a su puerto base a finales de este mes.
El Gobierno vasco considera que la mejor manera de garantizar la seguridad de los atuneros que faenan en aguas internacionales bajo la amenaza de los piratas requiere “buscar otros caladeros donde la pesca ofrezca mayores condiciones de seguridad”.
Así se lo transmitió ayer la consejera vasca de Medio Ambiente, Planificación Territorial, Agricultura y Pesca, Pilar Unzalu, a los responsables de la Asociación Nacional de Armadores de Buques Atuneros Congeladores (Anabac), con quienes se reunió a mediodía en Bermeo (Vizcaya).