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Adiós a más de 40 años de mostradores y de trato cercano al público

Francisco Muñoz y Encarnación Belizón cerrarán el próximo 31 de julio una larga trayectoria de casi cuatro décadas dedicadas al comercio tradicional isleño.

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Francisco Muñoz, Paquito el de Jisol para los conocidos, y su mujer Encarnación Belizón, darán carpetazo el próximo 31 de julio a más de 40 años detrás de los mostradores y de trato cercano al público. Ese día se jubilará Encarnación cerrando las puertas de su Freiduría Tetuán, esa en la que ha estado los últimos seis años y medio para tener una base de cotización en condiciones y poder disfrutar, por fin, de sus hijos y nietos. Precisamente esos seis años y medios son los que lleva jubilados Paco, tras echar el candado de su último negocio Modas Guay. Él con 48 años cotizados a sus espaldas y siempre en el comercio tradicional isleño vinculado al sector textil.

En el caso de Francisco Muñoz, tras más de 15 años en Jisol en plena calle Real junto a La Alameda, donde entró con 14 años tras pasar por el colegio de Los Hermanitos, pasó a Confecciones Eva como encargado, situada en la calle Juan de Mariana cerca de Rosario y, tras curtirse tras los mostradores, emprendió una aventura como pequeño empresario ya de la mano de su mujer con la apertura de Modas Guay, en la zona del Cristo Nuevo donde permaneció la friolera de 23 años.

Tras jubilarse, su mujer recogió el testigo y se recicló para abrir la freiduría en la zona de Tetuán al final de la calle San Rafael y que en apenas una semana cerrará sus puertas, dejando en ambos una sensación de pena, pero de alegría a la vez. Y es que, ya se sabe, el mundo de los autónomos no conoce de horarios y ellos bien que lo saben…

Encarna, como la conocen sus amigos, afirma que “voy a echar de menos esa rutina del día a día después de tanto tiempo, pero también le digo que tengo ilusión por terminar y comenzar una nueva etapa en mi vida con mis hijos y mis nietos”.

Precisamente, el mundo del pequeño comercio posibilitó que se conociesen y posteriormente formasen una familia. “Mi hermana era muy amiga de su compañera Encarnación y siempre andaba entrando y saliendo por mi casa”, indica Encarna, a lo que Paco añade que “yo todas las mañanas me ponía a barrer la zona de la calle Real que correspondía a Jisol y me pegaba un cuarto de hora hasta que la veía pasar con sus libros camino de la Compañía de María”.

Paco recuerda precisamente como Jisol era en aquella época un lugar de referencia en San Fernando a nivel de moda, cuando ni se oía hablar de las grandes superficies comerciales. “Era la élite a nivel de moda, es cierto que había otros negocios como Valle, Almacenes Blanco, Los Domínguez o La Saldadora, pero Jisol siempre estaba un pequeño peldaño por encima con respeto al resto”.    

Los dos han sido unos auténticos supervivientes dentro de esa estirpe de antiguos comerciantes isleños a los que, irremediablemente el tiempo y, como no, las grandes superficies comerciales han derivado en que poco a poco vayan desapareciendo y, con ellos, un trozo importante de la historia de La Isla.

Llama la atención, y mucho, como Encarni dio el paso y tras 23 años junto a su marido en el mundo del textil diese una vuelta total de tuerca y se dedicase a “tirar para adelante” con un freidor de pescado, dos polos totalmente opuestos. “No veía quedarme en el negocio de la ropa, y máxime con la situación de crisis que estábamos viviendo. Entonces vimos este local y nos liamos la manta a la cabeza. No fue un camino muy fácil, pero gracias a Antonio Richarti, que fue  mi maestro y que estuvo aquí conmigo trabajando al principio,  a día de hoy ya sé cortar, adobar, freir…”.

Paco señala que ese trato humano con su clientela es lo que van a echar de menos, “eso y también el reloj, porque esto no tiene hora”.

No están siendo días fáciles para ellos, sobre todo porque en estos seis años y medio se han hecho con un público muy fiel en la zona. “Aquí viene gente que ha dejado de ser cliente para convertirse casi en amigos y a los que les ha dado mucha pena de enterarse de la noticia de que cerramos, pero a la vez se alegran por nosotros porque saben que es hora de descansar.

Paco y Encarna, Encarna y Paco, tanto monta, monta tanto. Dos isleños más que han dado su vida por el pequeño comercio en La Isla y que, a partir del 31 de julio, podrán disfrutar de una más que merecida jubilación juntos.

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