La Fiscalía ha rebajado de 23 a 17 años de cárcel su petición para la mujer que ha sido juzgada desde el pasado lunes por un jurado popular en la Audiencia de Granada por matar de 58 puñaladas a su madre octogenaria en la vivienda familiar que compartían en Purchil, en Vegas del Genil (Granada).
Tanto la acusación particular, que ejercen los hermanos de la acusada, como la defensa se han adherido íntegramente al relato y calificación de los hechos como un delito de asesinato con ensañamiento que ha hecho el fiscal en la última sesión del juicio, en la que han trasladado la existencia de esta conformidad al jurado, que deberá emitir su veredicto en las próximas horas o días.
El fiscal ha expuesto que "no hay duda alguna" de que Elia B.C., de 46 años, mató a su madre, pues ella misma lo ha reconocido durante el juicio y de que, de acuerdo a los informes de los forenses, lo hizo provocándole un "sufrimiento enorme", "gratuito y despiadado" a tenor de las más de 50 puñaladas que le asestó.
Para el fiscal existió además un abuso de superioridad, dada la gran diferencia física, de estado de salud y de edad entre la acusada y su madre, que tenía 82 años.
Los forenses han descartado que sufriera un brote psicótico cuando cometió el crimen o que hubiera consumido cocaína o alcohol en exceso, tal y como corroboró el análisis de las muestras de su cabello. Han determinado que cuando mató a su madre "sabía lo que estaba haciendo", pero el trastorno de personalidad esquizoide que padece afectó a su voluntad y a la capacidad de frenar sus impulsos.
La defensa de la acusada, que inicialmente pidió cinco años de prisión por un delito homicidio con la eximente incompleta de alteración psicológica, a lo que había sumado el consumo de alcohol y drogas, ha señalado que "no puede negarse a la evidencia" respecto a la culpabilidad de su cliente y a lo que reflejan los informes toxicológicos.
Así, tanto las acusaciones como la defensa consideran que la acusada estaba "parcialmente afectada" cuando acabó con la vida de su progenitora y se muestran de acuerdo en la reparación del daño que ha materializado con la dación en pago de su vivienda a sus hermanos, que se encargarán de sus hijos durante el tiempo que esté en prisión.
Durante la primera sesión del juicio, la acusada se confesó culpable de los hechos, mostró su arrepentimiento y dijo no recordar nada de lo ocurrido, sólo "coger el cuchillo" de su cocina, "bajar las escaleras" y lo siguiente ya fue la policía dentro de su vivienda.