En una conferencia de prensa con la canciller alemana, Angela Merkel, Netanyahu desmintió haber llegado con Estados Unidos a un acuerdo para congelar la ampliación de los asentamientos judíos en Cisjordania.
“Son rumores que no tienen base”, afirmó el primer ministro, quien subrayó que “hay esfuerzos por eliminar discrepancias”, pero insistió en que “no es cierto que haya decisiones” al respecto.
Con ello se refirió a informaciones difundidas por medios británicos e israelíes, según las cuales Netanyahu habría accedido a detener durante nueve meses la construcción de asentamientos en Cisjordania, aunque no en Jerusalén Este, que Israel considera como barrio y parte de su capital legítima.
La Autoridad Nacional Palestina (ANP), sin embargo, puso como condición para relanzar el diálogo la suspensión de toda obra, no únicamente en Cisjordania y no excluyendo las 2.500 que están en curso con dinero estatal y otras muchas que se están edificando ilegalmente, como propone el compromiso al que se refieren los citados medios.
Merkel evitó entrar en detalles sobre el curso de unas negociaciones que calificó de “bilaterales” entre EEUU e Israel, pero subrayó que detener la construcción de los asentamientos es algo “decisivo” para relanzar el proceso de paz.
Netanyahu reafirmó su intención de “encontrar los puentes” que sirvan para la reactivación del proceso, pero insistió en que éste estaba supeditado a la prioridad de que, por parte palestina, “se reconozca a mi país como un Estado judío”.
Subrayó que desde que asumió la jefatura del gobierno hace cinco meses, Israel ha dado una serie de pasos hacia los palestinos, como eliminar varios puntos de control y abrir el paso sobre el río Jordán, lo que, recalcó, ha servido, para ayudar a reactivar la economía palestina.
Al igual que en sus conversaciones anteriores en Londres, también en Berlín Netanyahu buscó el apoyo de Occidente a su propósito de emprender una línea más dura contra Irán.
El primer ministro insistió en que la comunidad internacional debe hacer conjuntamente frente a una amenaza que no sólo pone en peligro la paz de la región sino de todo el mundo.
Por eso, añadió, Irán necesita “sanciones que hagan daño”, que partan de la ONU o, en su defecto, de “una coalición de voluntarios”.
Merkel compartió con él la necesidad de aumentar la presión contra Irán, por ejemplo, mediante sanciones energéticas o financieras, en el caso de que Teherán no muestre voluntad en el contencioso nuclear.
Sin embargo, la canciller hizo hincapié en la necesidad de obtener el apoyo de China y Rusia, pues sin estas dos grandes potencias, ninguna de las medidas que se puedan emprender tendrá la eficacia necesaria.
Ni Merkel ni Netanyahu quisieron dar detalles acerca de supuestos avances en las gestiones para lograr la liberación del soldado israelí Gilad Shalit, apresado por un comando palestino cerca de la frontera con Gaza en junio de 2006.
“Cada vez que viajo al extranjero abordo la cuestión. Y me es grato comprobar que cuento en esa cuestión con el apoyo de quien tengo al lado”, dijo Netanyahu, en dirección a Merkel.
El gobierno de Merkel no ha querido confirmar informaciones que los medios alemanes vienen dando desde hace días, de que el ejecutivo de Berlín se ha sumado a los esfuerzos mediadores de Egipto.
El portavoz del movimiento Hamas en Damasco, Osama Hamdan, en cambio, confirmó a la agencia alemana DPA la mediación germana y además se mostró satisfecho con el curso de las negociaciones, encaminadas a canjear a Shalit por 450 prisioneros palestinos.