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Jerez

La instrahistoria de las cofradías

El cuadro con la foto de Domingo del Castillo inaugura la galería de Hermanos Mayores de la Hermandad de la Redención Salesiana

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  • La Redención -

Trece años en la existencia de una Hermandad es un soplo. Por eso la vida de la Redención Salesiana se tiene que escribir en las páginas de la historia segundo a segundo, minuto a minuto, hora a hora, día a día y, si quieren, acto a acto como el que la Junta de Gobierno tuvo a bien llevar a cabo el tercer Domingo de Cuaresma para ir rellenando  negro sobre blanco las hojas  con nombres de hombres y mujeres que han sido partícipes fundamentales en el devenir de esta Corporación.

Y uno de esos nombres es el de Domingo del Castillo. Sin él no se entendería la vida de esta cofradía. Él, junto a hermanos suyos como Silvia Ruiz, Paco y Juan Carlos Sambruno, Antonio Mata Juan Antonio Flores, Germán Murillo o Pedro Torres, entre otros, encendieron allá por la década de los 80 la luz de la ilusión de que Jerez tuviese un hermandad salesiana.

Desde la Asociación de Fieles se reflejaron en las actas de cada reunión muchas esperanzas, al tiempo que desde Palacio se recibían no pocas contrariedades que predecían que esa luz encendida se iba a terminar apagando. Pero el ánimo, la lucha, la entrega, la fe, la confianza en que el trabajo lento, pero coherente, terminaría dando sus frutos les llevó a estar permanentemente atentos a que la luz siguiese encendida a la espera de la llamada definitiva. Esa llamada que llegó de las manos de don Juan del Río, segundo obispo de Asidonia Jerez, y gracias a la colaboración de salesianos como don Carlos Correa o don Manuel Bravo.

La ilusión de esos años 80 se materializó en la Pontifical del 8 de diciembre de 2004 cuando Domingo del Castillo recibió el documento de la erección canónica como hermandad de la Redención Salesiana. Fue el último presidente de la Asociación de Fieles y el primer Hermano Mayor de la recién constituida Hermandad. Una Hermandad que empezaba de cero porque aquellos chavales tenían claro lo que querían y cómo lo querían y nunca quisieron jugar a los pasitos. Dos legislaturas, la del comienzo y la del asentamiento de la hermandad y cofradía, ha estado Domingo del Castillo al frente. Y para siempre el cuadro su su retrato estará en la  hermandad abriendo la galería de Hermanos Mayores.

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