En pocos días comenzará el quinario en honor al Cristo de la Redención. Será el primero que afronte Rafael de las Peñas como hermano mayor de la archicofradía de los Dolores de San Juan. La responsabilidad con la institución le hizo dar el paso de tomar las riendas y sus hermanos así lo refrendaron.
-¿Qué balance puede hacer de estas primeras semanas en el cargo?
–El balance es totalmente positivo. Estoy a punto de cumplir los 100 días de gracia. A nivel personal y de junta de gobierno tenemos que estar satisfechos porque no hemos perdido el paso. Es más se puede decir que lo ha continuado con muy buena tónica porque todo lo que se ha hecho ha funcionado muy bien: los cabildos, el rastrillo benéfico… La Navidad se ha cerrado con una grandísima brillantez. La bolsa de caridad de los Dolores funciona muy bien y ahora se ha renovado bastante y ha resultado muy bien tanto la cuestación con Cáritas como la campaña de Reyes.
-Se presentó a la elección después de que el cabildo se aplazara por falta de candidatos. ¿Qué le empujó a presentarse?
–La responsabilidad con la institución. El hecho de que no hubiera habida candidato también venía de una voluntad firme de muchos miembros de la cofradía, que llevamos muchos años en la junta, de no perpetuarse. Queríamos dar la oportunidad de presentarse a quien quisiera. Cuando pasó el tiempo y no había nadie, había que reaccionar. No era una renovación porque sí: se quería dejar claro que estaba abierta la posibilidad a cualquiera.
-¿Cómo es la salud interna ahora mismo de la hermandad?
–Ese es el objetivo de esta hermandad. La voluntad de esta candidatura es revitalizar la hermandad. Nuestra intención es contar con todos pero nos preocupa especialmente el cuerpo de hermanos y la vida de hermandad. Queremos procurar que más que crecer en número, que también, crecer en implicación. Creo que la hermandad está sana, puede que haya un sector cansado, que también es lógico, pero está sana. Desde la hermandad tuvo una gestora en el 78 no ha vuelto a tener problemas internos graves.
-Dice que la situación es sana. Por lo menos sabe que no discutirá con el vestidor de la Virgen de los Dolores.
–(RISAS) No, no. Durante estos cuatro años no creo. Como vestidor son ya 35 años y nunca he discutido con el hermano mayor. Ahora posiblemente discuta conmigo mismo pero ya está.
- ¿Qué retos se marca?
–Que cada vez seamos más los implicados, con ganas de aceptar responsabilidades y asegurarnos un futuro. La prioridad ahora no es lo material. Gracias a Dios y a nuestros esfuerzos, patrimonialmente estamos muy completos.
-Después de haber estrenado en 2017 el manto de procesión, ¿cuál es el siguiente proyecto patrimonial?
–Estrenos de ese calado tardaremos un tiempo en tener otro. Porque en muy pocos años hemos estrenado el trono del Cristo y el manto. Sí estamos inmersos en la conservación de las capillas porque ambas presentan problemas de humedades y debemos prestarle atención. No es nada alarmante pero sí debe acometerse ya. El parcheado no es suficiente. Tenemos un estudio con los problemas y las posibles soluciones.
- ¿Cómo recibió ver que el Cristo del Redención protagonizaba el cartel de la Semana Santa de Málaga?
–Con un satisfacción tremenda. Se me quiebra a voz al recordar el momento en el que se iluminó el cartel. Ya en la penumbra se adivinaba la silueta y empecé a ponerme muy nervioso pero esos nervios no eran más que fruto de la alegría que tengo que es la misma que podemos tener todos los hermanos de Dolores de San Juan.
-¿Está conforme con los horarios del Viernes Santo?
–Yo creo que tras el último arreglo que solucionó el corte entre las cofradías y con el poder haber solucionado el orden de entrada en la Catedral, están bien todas las hermandades. Si se cambia el escenario del recorrido oficial, habrá que tomar otras determinaciones.
- ¿Se plantean novedades en la celebración de la octava del Corpus?
–Es una festividad de escaso calado pero la hermandad tiene sus recursos y está en el estudio de modificarlos con idea de hacerla más vistosa y más participativa. Estamos viendo sobre todo las posibilidades que hay de mejorar la carroza. Hay algunas ideas de adaptarla a la brillantez y la presencia que requiere el lugar donde procesiona el Santísimo.
