Quienes hayan pasado por los escenarios de pago, el auditorio del Kursaal, la plaza de la Trinidad y el teatro Victoria Eugenia, habrán hecho un viaje completo, desde la exquisita ortodoxia del nonagenario pianista Hank Jones hasta las siempre sugerentes indagaciones del más joven de todos ellos, el saxofonista Joe Lovano, que en diciembre cumplirá 57 años.
En medio quedan una Carla Bley, excelente al frente de su big band con 71 años, y Roy Haynes, que con sus 83 increíblemente bien escondidos ha ofrecido un extraordinario concierto, pletórico a la batería.
Por la tarde, Haynes había recibido el premio Donostiako Jazzaldia de manos del director del Festival, Miguel Martín, quien ha dicho de él que “es en sí mismo historia del jazz”.
Lester Young, Stan Getz, Miles Davis, Sonny Rollins, Pat Metheny o Michel Petrucciani forman parte de su trayectoria artística, de igual manera que Sarah Vaughan, Charlie Parker, John Coltrane o Chick Corea, a quienes también ha recordado como amigos.
A una casi interminable lista se añaden ahora el contrabajista John Patitucci y el pianista Dave Kikoski -sustituto de Danilo Pérez- que en la plaza de la Trinidad estuvieron magníficos.
Extraordinaria compenetración la del trío y hermosos solos cada uno de ellos. Abrieron con Trinkle tinkle, de Thelonious Monk. Tocaron además Blues on the corner, My one and only love e Inner trust, de Kikoski. Y James, de Pat Metheny, bellísima.
A Jones, como él mismo reconoció con una broma irreproducible, se lo había puesto difícil su predecesor en el escenario, Joe Lovano, que se ha presentado nada menos que con dos baterías en su quinteto -Francisco Mela y Otis Brown-. Intensísima ha sido la actuación de Lovano Us Five, que completan el pianista James Weidman y Esperanza Spalding.