Testimonios claves los que se han producido este martes en la Audiencia Provincial de Huelva, donde se juzga al único acusado por el doble crimen de Almonte, en el que murieron un padre y su hija de ocho años en abril de 2013.
Por un lado, los dos vecinos que iban a caballo y con los que se cruzó el único acusado, F.J.M., lo sitúan fuera de su lugar de trabajo el día de los hechos, concretamente en la calle Feria, cuando aún había luz solar, lo que contradice la versión dada por F.J.M., que dijo que estuvo trabajando hasta las 22.05 horas y fue después de ese periodo temporal cuando se encontró con estos dos vecinos.
Durante su declaración, en la cuarta sesión del juicio ante un jurado popular en la Sección Primera de la Audiencia , ambos testigos han asegurado que vieron al acusado en su vehículo particular con luz solar, así como el primero de ellos ha apuntado que se acuerda que fue antes de las 21.00 horas cuando vio al acusado porque había quedado a esa hora para vender un caballo en su solar y se dirigía al mismo para cerrar el trato.
Asimismo, ha indicado que vio al acusado entre las 20.00 y 20,25 horas y ambos han afirmado que F.J.M. iba en su coche y fue él el que se dirigió a ellos y se percataron de su presencia. De hecho, ambos han indicado que el acusado les comentó “anda que no vais a coger nada”.
Este testigo, M.A.R.R., ha dejado claro que el presunto autor iba en su vehículo ese día porque conoce el coche ya que, al ser chapista, se lo había arreglado en otras ocasiones. No obstante, ninguno de estos dos testigos han podido precisar la dirección que tomó F.J.M., después de hablar con ellos, ni la ropa que llevaba puesta, al tiempo que han remarcado que no volvieron a verlo en toda la noche.
Este mismo testigo ha comentado que Marianela Olmedo -mujer y madre de los fallecidos en el doble crimen y que mantenía simultáneamente una relación sentimental con el único acusado por los hechos- “cambió de vestimenta” a partir de su relación con F.J.M., algo en lo que coincide también la hermana de Marianela, que también declaró este martes.
Así, ha comentado que Marianela pasó de ser una persona “temperamental, con carácter y presumida” a estar”sin arreglar, sin querer salir, con el carácter agrio y controlada”, una vez comienza su relación con el acusado. “Era un maltrato psicológico”, ha proseguido.
Después de recordar “las idas y venidas” en el matrimonio entre el fallecido y su hermana, ha definido como “tóxica” la relación de Marianela con F.J.M, el cual tenía celos y después del fallecimiento, “desaparecieron”. “Después de eso, no hay celos ni acoso telefónico”, ha continuado, señalando incluso que “le prohibía el Whatsapp”.
“Sabía a lo que iba”
De otro lado, uno de los agentes de la Guardia Civil encargados de llevar a cabo la primera inspección ocular en la vivienda ha indicado que por las evidencias encontradas en ella, “el que lo hizo sabía a lo que iba” y era “conocido” por las víctimas.
En su declaración ante el jurado popular este martes, y tras precisar que, además, ni la puerta de la calle ni la que daba acceso propiamente a la vivienda presentaban “signos de haber sido forzadas”, ha asegurado que encontraron “un escenario bastante violento, se palpaba mucha agresividad y que se había producido una lucha bastante fuerte; había muchas manchas de sangre, muchas de ellas eran salpicaduras, otras de apoyo y arrastre y pisadas”.
Con relación a los cuerpos, ha explicado que el de M.A.D.E. se encontró “boca abajo, desnudo y sobre un charco de sangre” en su dormitorio y que “presentaba heridas defensivas, siendo las de las manos bastante fuertes” y otras tantas puñaladas que daba la sensación de que, con ellas, el autor de los hechos lo que pretendía era “hacer daño, causar dolor y debilitar a la víctima”. También tenía “una cruz hecha con un arma cortante que le ocupaba más de media espalda” y que “todo apunta a que se hizo cuando ya no podía moverse”.
A la pequeña, ha narrado, la encontraron “en su habitación, boca arriba sobre su cama, envuelta en una manta, dejando únicamente ver parte de sus piernas”, lo que denota que “la persona que la mató era conocida y que sintió arrepentimiento tras haberlo hecho”.
Este miércoles declarará el jefe de la Unidad Central Operativa (UCO), cuya declaración estaba prevista para este martes, así como otra tanda de guardias civiles, mientras que el jueves está previsto que declaren los testigos que se quedaron pendientes el lunes.