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Sevilla

Lo que la Expo'92 nos dejó

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Con rango de Exposición Universal, la Expo 92 se celebró durante seis meses, del 20 de abril al 12 de octubre de 1992 como celebración del V Centenario del Descubrimiento de América, en la isla de la Cartuja, un espacio de 215 hectáreas rodeado por el río Guadalquivir próximo al caso histórico de la ciudad.

El Ayuntamiento de Sevilla ha diseñado un programa de actividades para celebrar el 25 aniversario de la mayor celebración del siglo XX en la ciudad de Sevilla, que en 1929 también acogió la Exposición Iberoamericana que sentó las bases del ensanche urbanístico de la ciudad.

Igualmente, la Expo 92 modernizó las infraestructuras de la ciudad de Sevilla y las comunicaciones de Andalucía con dos grandes ejes, la Autovía del 92, que une Sevilla con Almería, y la línea ferroviaria de Alta Velocidad (AVE) entre Sevilla y Madrid, además de completar el desdoble de la autovía entre Madrid y Sevilla por Córdoba.

Sevilla estrenó su circunvalación SE-30, que integra el puente del V Centenario que salva el Guadalquivir, y otros cuatro puentes sobre este cauce a su paso por Sevilla: el del Cachorro, salida natural a la Autovía del V Centenario que conecta con Huelva, la Pasarela de la Cartuja -inicialmente peatonal y posteriormente abierta al tráfico-, el Puente de la Barqueta, y el del Alamillo, obra de Santiago Calatrava.

En el propio recinto de la Expo se abrieron los primeros pasos subterráneos para el tráfico rodado de Sevilla, muy transitados hoy, ya que el 70 por ciento de la superficie de la muestra se ha reutilizado, en su mayor parte como parque tecnológico que integra varias facultades y escuelas superiores, y como parque temático, Isla Mágica.

Aquella transformación urbana, que incluyó la nueva estación ferroviaria de Santa Justa y la eliminación de las dos anteriores liberando los trazados de las antiguas vías, y el nuevo aeropuerto de San Pablo para multiplicar su capacidad para vuelos y viajeros, fue una apuesta del Gobierno español para, junto con las Olimpiadas de Barcelona, ofrecer una imagen moderna de España.

La Expo 92 requirió igualmente de un esfuerzo diplomático y comercial que logró convocar a 112 países participantes, 24 organizaciones internacionales y numerosas multinacionales y empresas privadas, en su mayor parte dedicadas a las nuevas tecnologías, los cuales construyeron 95 pabellones con unos 400.000 metros cuadrados construidos.

A la Expo asistieron en visita oficial 43 jefes de Estado y 26 jefes de Gobierno, además de 37 miembros de familias reales, entre ellos Diana de Gales, Carolina de Mónaco, el príncipe Naruhito, Fidel Castro, Mihail Gorbachov, Francois Mitterand y Lech Walesa, además de reunir una cumbre de 17 jefes de Estado hispanoamericanos.

Los organizadores de la Expo 92, que fue comisariada por el catedrático Manuel Olivencia y, después, por el diplomático Emilio Cassinello, y cuyos proyectos impulsó el ingeniero Jacinto Pellón como consejero delegado de la sociedad estatal que la rigió, consideraron un éxito su celebración, con casi 42 millones de visitas al recinto y 15,5 millones de visitantes a la ciudad, que hicieron de Sevilla el primer destino turístico español de aquel año.

Sólo en la isla de la Cartuja la inversión estatal fue de unos 800 millones de euros, a los que hay que sumar los 600 millones invertidos por los participantes y 300 de empresas.

La media diaria de visitas a la Expo 92 fue de 237.583 y la demanda fue creciendo a medida que la conmemoración avanzaba, con un nutrido programa de espectáculos en varios escenarios, en sus propias calles y en torno al lago, en el que cada noche se efectuaba un espectáculo multimedia, además de los que ofrecían los pabellones, en torno al rehabilitado Monasterio de la Cartuja, en el que estuvo enterrado Cristóbal Colón. E

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