Un traumatólogo que atendió a una joven gimnasta que acabó perdiendo una pierna al ser necesario practicarle una amputación ha sido condenado a dos años de prisión e inhabilitado para el ejercicio de la profesión médica por un periodo de cuatro años por el Juzgado de lo penal 3 de Vigo, informaron hoy fuentes judiciales.
El juzgado consideró al traumatólogo Pedro L.P. responsable de un delito de lesiones por imprudencia grave con pérdida de miembro principal y grave deformidad y lo condena a indemnizar a Desirée Vila en 2,1 millones de euros.
Además, le condena a pagar los gastos previsibles de asistencia y en el perjuicio patrimonial por incremento de costes de movilidad en las cantidades que se determinen en ejecución de sentencia.
De estas cantidades responderán de forma directa, conjunta y solidariamente el traumatólogo, la Agrupación Mutual de Empresas (AMA) y Mapfre Seguros, y, subsidiariamente, el Centro Médico El Castro Vigo, donde trabajaba Pedro L.P., según la sentencia, recurrible ante la Audiencia de Pontevedra.
El texto concluye que la imprudencia grave en la que incurrió el traumatólogo "se configura no por un único acto u omisión médica aislados, sino por el conjunto de las omisiones habidas del deber de cuidado" de la paciente.
Aprecia en la actuación de Pedro L.P. la "despreocupación más absoluta y clamorosa por la suerte que pudiera correr su paciente".
Se refiere a que, estando "constatada y objetivada" una lesión vascular en la pierna lesionada, el médico no decidió su traslado inmediato para que la interviniera un especialista, sino que esperó más de 15 horas tras conocer los resultados de la prueba en la que se detectó a la paciente una obstrucción de la arteria poplítea.
Abunda en que obvió "la urgencia del cuadro clínico" de la chica e incrementó los plazos para su "adecuado tratamiento, en términos que comprometían la viabilidad de la extremidad", y que dicho retraso "influyó causalmente" en que se la tuvieran que acabar amputando.
La paciente, que ahora tiene 18 años y reside en el Reino Unido, superó seis meses de tratamiento psiquiátrico tras la amputación y vivió un "cambio enorme" en su vida, que, sin embargo, no hizo que perdiese su pasión por el deporte, ya que, aunque no podrá volver a practicar la gimnasia acrobática, modalidad que desarrollaba en el Club Flic Flac de Vigo, está aprendiendo a correr con su prótesis.
En la cuantificación de la indemnización se han tenido en cuenta perjuicios estéticos y morales, secuelas, días de baja de la paciente, intervenciones quirúrgicas y la capitalización de sendas prótesis, una de ellas deportiva.