La hermandad de Nuestra Señora del Rocío de Arcos celebró el pasado viernes cabildo general de elecciones, tal y como dictan las reglas de la corporación. Cada cuatro años, los hermanos deben reunirse para elegir a la persona que estará al frente de la hermandad en una nueva legislatura.
Desde las 19.30 hasta 23.30 horas, en la parroquia de San Francisco de Asís estuvo abierta la mesa electoral para votar por la única candidatura presentada, la de Isabel Vallejo Pérez. La participación fue muy activa, algo que desde la hermandad se valora de forma positiva. De hecho, el quórum necesario estaba establecido en 97 hermanos, y se contabilizó un total de 146, lo que supone un 37,8% del total del censo.
Una vez cerrada la mesa electoral y tras el recuento de votos, los resultados obtenidos concedieron 138 a favor de la candidatura de Isabel Vallejo, cuatro votos nulos, dos en contra y dos en blanco. Por lo tanto, Isabel Vallejo Pérez ha sido elegida como nueva hermana mayor de la hermandad de Nuestra Señora del Rocío de Arcos.
Isabel Vallejo es una persona que ha estado unida a la hermandad desde los inicios de la misma, en 1997. En primera instancia, fue miembro activa del grupo joven, para en la última legislatura ocupar el cargo de teniente hermana mayor.
Tras los resultados de las elecciones, Isabel Vallejo ha anunciado el equipo que la acompañará durante los próximos cuatro años: Como teniente hermana mayor, Rafaela Gómez Corrales; mayordomo, José María Roldán Rondán; secretaria, Inmaculada Montes Rosales ; tesorera, Rocío Ahumada Hueso; alcalde de carretas, Antonio Jesús Ordóñez García ; prioste primero, José Luis de la Fuente Sánchez; y prioste segundo, Francisco Rosa Palmero. Como delegado de cultos, Antonio Jesús Jaén Rojas; delegada de relaciones públicas y protocolo, Inmaculada Navas Ramírez; delegada de formación y caridad, Mari Nieves Vallejo Pérez; y como delegada de juventud, Rocío Sánchez Rodríguez.
Según declaraciones de la junta de Gobierno electa, se enfrentan a esta nueva legislatura con un proyecto común basado en dos pilares; por un lado, dar continuidad y asentar los méritos conseguidos por las juntas precedentes, y, por otro, adaptar y actualizar dichos logros.
Entre las vivencias personales de los miembros de esta junta, se encuentra arraigada la cultura y educación lasaliana, la vida en comunidad, la caridad con el prójimo y el voluntariado como estandarte. El contacto con la pobreza extrema y la conciencia de compromiso con los más desprotegidos hacen nacer en este grupo una nueva forma de entender la generosidad y el compartir rociero. Más de veinte años de Rocío avala al grupo, que pretende demostrar que ha aprendido bien la lección de sus mayores.
La hermandad quiere agradecer la colaboración a los hermanos que cumplieron con su derecho al voto y su participación e implicación en las actividades llevadas a cabo a lo largo del año.
