Vendedores que golpean puertas para vender de todo. Los que todos conocemos y todos padecemos.
El del butano, el del seguro, el frutero... Estos cameros debutan en el Falla con un pasodoble de presentación, el que utiliza también para piropear a Cádiz.
En la segunda letra, el maltrato encuentra la respuesta de su hija ante un padre que no respeta el hogar.
Picando puertas y más puertas, las peripecias que pasan estos sevillanos en su día a día no tiene desperdicio. Una intensidad que derrocha alegría e intensidad que aplaude el público en el popurrí.