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A por las medallas

El año ha comenzado con un dato, el del paro, y ese dato da ya para todo un relato. PP y PSOE lo tienen claro.Se sienten protagonistas desde el primer capítulo

El  año ha comenzado con un dato, el del paro, y ese dato da ya para todo un relato. PP y PSOE lo tienen claro. Se sienten protagonistas desde el primer capítulo, y quieren ver estampada su firma en la portada; más aún, quieren que la firma de uno haga sombra a la del otro. Y sí, el argumento va de reducir la cifra de parados en la provincia, de contribuir a la creación de empleo y a la de la ampliación del tejido empresarial, pero hay diferentes formas de desarrollarlo, y en este caso les basta con el énfasis de la meritocracia, como si se tratase de la pelea por unas medallas; entre otras cosas porque pueden valer la mitad de unas elecciones. 

De momento tienen suficiente con un dato que es consecuencia de una tendencia: eso es innegable. No se puede hablar, pues, de “espejismo”, como describe algún sindicato, pero tampoco ligar esa tendencia a la reforma laboral o a los planes de empleo como sinónimo de éxito, porque supondría negar muchas pequeñas realidades en torno al mercado de trabajo. En este sentido, es cierto que hemos vuelto a niveles de desempleo del año 2010, pero también que se ha logrado bajo unas condiciones laborales sufridas y poco gratificantes -basta con ver los tipos de contratos predominantes-: qué cerca los niveles de desempleo de 2007, pero qué lejos aún la estabilidad de entonces.

Aferrados a esa tendencia, reconvertida en el gran salvavidas desde el que levantar su nuevo discurso, PP y PSOE han aprovechado el inicio del año para reivindicarse -ellos y las administraciones desde las que gobiernan- e instalar una serie de mensajes en los que no faltan las apelaciones a la colaboración institucional, pero mucho menos las estrategias particulares, pese a que se ciñan a un mismo instrumento: la famosa ITI.

El Gobierno central (PP) sabe que tiene más músculo que la Junta (PSOE) para hacer valer sus políticas de empleo, pero también se ha mostrado más ambicioso al anunciar un plan por valor de 310 millones de euros que relega a posturas casi conservadoras las iniciativas impulsadas hasta ahora por la Junta en sus contactos con los sectores productivos de la provincia, e incluso trata de minimizar la repercusión de otras que se anticiparon al propio Gobierno, como la apertura de una oficina de la ITI en Diputación.

La música, sobre todo si imprime sus notas en el pentagrama junto a símbolos de euro, suena bien, pero a falta de la letra que concrete dónde, cómo y durante cuánto tiempo se invertirán tantos millones, se diluye en el afán de unos y otros por acaparar los titulares y anticipar los honores de un podio en el que ya saben que no hay lugar ni opción para cualquier otro aspirante, ya que sí parecen estar de acuerdo en jugar con esa ventaja, la de acaparar por sí solos el escenario político. Esa ventaja, no obstante, también implicará gestionar una abrumadora cantidad de dinero; o lo que es lo mismo, poner a prueba su eficacia, la de no desperdiciarlo, y eso sí que será una carrera para hacer méritos o deméritos.

Habrá oportunidad para comprobarlo a lo largo de un año para el que todos los ayuntamientos de la provincia tienen ya muy ensayado el “y de lo mío, qué”. Los gobiernos locales cumplirán en junio dos años de mandato, la mitad del camino, unos con el vaso medio lleno y otros medio vacío, pero conscientes de que una ayuda de este tipo les puede salvar el futuro de un pasado hasta ahora poco memorable en muchos casos. Lo está siendo en Cádiz, esta mitad de trayecto, donde hasta PP y PSOE -no juntos, pero sí con la misma ventaja- han desestimado una moción de censura con tal de ver marchitar a su alcalde, flor de un día, y tirar millas, pues tienen mucho más que ganar desde la oposición.

En Jerez bastará con aguardar a abril para comprobar si el Gobierno se gana más enemigos o el favor para la causa presupuestaria. El PP, con encuesta bajo el brazo, lo ve tan claro que ni siquiera le ocupa con quién se presentará a las municipales, aunque ésa será una de las cuestiones que tendrá que dilucidar este año. En realidad, van a resultar más interesantes los movimientos por la izquierda -¿abierta?- en esta otra particular lucha por las medallas, las que portarán los futuros concejales en 2019.

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