Esas personas que dirigen nuestros destinos, nos hablan de que la crisis económica que nos azotaba está acabándose, ese es su discurso, pero a ras de calle, los que sufren las consecuencias, como se podrán imaginar, siempre son los sectores sociales más vulnerables, y esas personas saben bien que la crisis aún sigue aquí. Porque sus señorías, los políticos, los banqueros, los grandes empresarios, los terratenientes, etc., tienen todas sus necesidades muy bien cubiertas.
El problema viene cuando las personas que tenían un trabajo se quedan desempleadas y pasa el tiempo y siguen estando en paro, se les termina la prestación y se dan cuenta de que, por ejemplo, ese Banco que tantas facilidades les ofreció a la hora de abrir una hipoteca, ahora les amenaza con el desahucio por falta de pago.
Eso es un drama que están sufriendo cientos de miles de personas. Sin duda es una injusticia monumental, pero esas injusticias se multiplican cuando las afectadas son personas con algún tipo de discapacidad. Muchas empresas se lo piensan bastante antes de contratar a personas con algún grado de discapacidad, imaginen la situación, doblemente afectadas por una crisis que han creado los de ‘arriba’ y que sufren los de ‘abajo’. Y la cosa tampoco mejora cuando hablamos de educación y discapacidad.
De forma casi velada, las instituciones públicas están recortando subvenciones y becas al alumnado. Es indignante que esos políticos que cobran sueldos astronómicos, con sus buenas pagas extras, sus coches oficiales y sus dietas, ordenen recortar ayudas a proyectos para la educación especial. Terapias que antes beneficiaban al alumnado con necesidades educativas específicas, ahora han sido eliminadas o recortadas por falta de subvenciones económicas.
Las diversas asociaciones y colectivos están lanzando la voz de alarma ante esta situación y piden que el peso de la crisis financiera actual no recaiga sobre las personas más vulnerables, en este caso, las discapacitadas. Otro dato por si no lo sabían: Tenemos en nuestra provincia monitoras/es de educación especial subcontratadas que están viendo recortadas sus jornadas laborales, cobrando unos 300 euros al mes, ¿quién puede sobrevivir con eso? Vivimos en un Sistema injusto que antepone el beneficio económico al bienestar de las personas, por lo tanto, tendríamos que plantearnos seriamente sustituir este Sistema indigno por otro donde las personas seamos personas y no mercancía o recursos.