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"Llegamos a temer, además de por nuestras casas, por nuestras vidas"

Vecinos de La Alcaidesa nos cuentan el infierno vivido durante el incendio la madrugada que tuvieron que abandonar sus casas. Critican la falta de coordinación

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La madrugada del martes al miércoles se vivieron momentos terroríficos en La Alcaidesa. Dos urbanizaciones completas abandonaron sus viviendas por iniciativa propia, porque "nadie nos indicó que debíamos hacerlo, aunque las llamas estaban en la misma puerta. A un vecino se le quemó el toldo y fue cuando decidimos marcharnos", relata Inma Chicón.

VIVA ha recogido el testimonio de muchos vecinos de las urbanizaciones Loma del Rey y Coto de Alcaidesa que, según el Ayuntamiento, fueron desalojadas a las tres de la madrugada por decisión del Infoca. Desde la Junta, sin embargo, han negado en todo momento que fueran desalojados y que la indicación era solo la confinación, es decir, permanecer en casa con puertas y ventanas cerradas. Viviendas de calles cercanas vivieron el mismo calvario.

La cuestión es que se quejan de la falta de coordinación e información que reinó durante la noche. "Nosotros nos merecíamos que nos avisaran de que nos teníamos que ir. Yo me fui sin nada porque nos dijeron que estuviéramos tranquilos, hasta que vimos las llamas y bolas de fuego a escasos metros de nuestras casas", explica Gloria Pérez. En la misma línea se pronuncia Inma Chicón, que vive en la zona: "Lo vivimos con mucho miedo, con impotencia, con una sensación de abandono por parte del Ayuntamiento y de la Junta que vemos inconcebible. No nos dieron el mensaje de váyanse cuando nuestras casas y nosotros dentro corríamos peligro", afirma.


El único mensaje que les transmitieron fue a través de un coche con megafonía que les indicaba que permanecieran en casa. "A las dos de la mañana nos acostamos. Pensábamos que si la situación se agravaba, pasarían con megafonía diciendo que nos fuéramos", lamenta Ignacio Ábalos.

Pero no fue así. Todos cuentan que estaban relativamente tranquilos porque el presidente de la junta de compensación Alcaidesa Playa había ido al puesto de mando a las 23.00 horas para ofrecer su ayuda y dejar su teléfono con el fin de facilitar la evacuación llegado el momento.

"Nosotros habíamos visto cómo evacuaban el hotel de los alemanes. Allí estaba la Policía Local, la Nacional, Guardia Civil, Bomberos... estuvo perfectamente organizada y confiábamos en que en nuestro caso sería igual", relata Gloria Pérez. Pero, nada más lejos de la realidad. "A nosotros nadie nos escoltó ni se preocupó por nosotros", insiste. Ignacio recalca que "nadie de ningún organismo estaba dirigiendo la propia evacuación. Pero el fuego estaba en las puertas de las casas. Llegó hasta aquí y afortunadamente se paró".

Cuando la situación se volvió crítica y el fuego estaba a 20 metros de las viviendas empezaron a avisarse unos y otros para abandonar las urbanizaciones. "Llegamos a temer, además de por nuestras casas, por nuestras vidas. Temí por el fuego que nos envolvía y temí muchísimo por mi hija y por mis vecinos. Pensé que el fuego nos podía invadir y que las casas se quemaban… lloramos todos porque pensamos que estaban incendiadas. Es lo único que tenemos. Llevamos aquí muchos años. Es toda nuestra vida", cuenta Gloria.

Hubo episodios de pánico y ansiedad. Gloria, como médico que es, atendió a algunos de sus vecinos. Pero no les proporcionaron ni agua para poder tomar los calmantes. Las mantas y las botellas de agua que tenían las habían llevado los vecinos más previsores.

El mayor temor era que quedaran personas dentro de alguna casa. "Veíamos coches en la puerta y eso significaba que estaban en casa. Había vecinos que se habían tomado pastillas para dormir y no había manera de despertarlos", cuenta angustiada Inma. Relata también que un vecino sofocó las llamas de su vivienda con su propia manguera "y eso la salvó de acabar calcinada". 

Todos recoccoen el esfuerzo y trabajo de los efectivos del Infoca. "Los bomberos estaban partiéndose el cuajo en medio del fuego", asegura Inma. Y muchos vecinos colaboraron con la extinción.

Pero había bebés, niños pequeños, personas mayores y enfermos que, sin la ayuda de sus propios vecinos, podrían haber tenido un final fatal. No hay más que ver las imágenes para ver lo cerca que estuvieron las llamas de sus casas, el humo que provocaban, que impedía respirar... Un mal sueño que jamás olvidarán. Y una sensación de indignación que no se les pasa, especialmente cuando escuchan que la responsabilidad de lo que sucedió en La Alcaidesa es de ellos.

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