Miguel Ángel Rincón Peña nace en Ronda (Málaga) en 1977. Reside desde su infancia en Prado del Rey (Cádiz). Ha publicado los libros de poemas La Tormenta, Elucubraciones de un superviviente, Espacios compartidos, Poemas en el equipaje y La máquina quimérica. Ha sido seleccionado en varias antologías poéticas, como 65 Salvocheas, La poesía es un arma cargada de Celaya, A Rafael Alberti; en memoria compartida y Palabras a tiempo, entre otras. Actualmente, cierra literal y literariamente cada número de este periódico con su sección ‘La lanzadera’, donde aborda distintos temas de la actualidad con una especial sensibilidad. Su sexto trabajo como poeta nos propone en su título 40 planes de fuga (Editorial Seleer, Málaga, 2016), partiendo de que la fuga, en ocasiones, es un ejercicio saludable para el espíritu y el cuerpo. Motivo este, por tanto, para hablar de tú a tú con un escritor y un compañero.
Bueno, Miguel Ángel, un nuevo poemario con una corta distancia de tu anterior libro. Quizás ahora gozas de más tiempo para dedicarte a escribir... ¿Te sientes en un momento literario dulce?
—Ojalá pudiera gozar de más tiempo para escribir. Este poemario sale un año y medio después de la publicación del anterior, y en ese periodo de tiempo me han sucedido muchas cosas. En esa etapa he ido escribiendo poemas, y cuando lo creí oportuno seleccioné esta colección que ahora se publica. Más que en un momento literario dulce, yo diría que me encuentro en un momento de relativa calma, y los versos van surgiendo de una manera natural, sin forzarlos.
‘Planes de fuga’, siempre hay un motivo para fugarse, fugarse a veces de la realidad que nos rodea…
—He intentado trazar una serie de planes de fuga en verso libre para escapar de la rutina, del tedio y de la mediocridad de estos tiempos inciertos en los que nos ha tocado vivir. La poesía es una vía de escape, un refugio. Cuando estoy a punto de explosionar busco en la estantería de casa algún buen libro de poemas.
Si tuvieras que elegir un par de lugares para fugarte, reales o imaginarios, ¿cuáles serían?
—Me gustan las playas desiertas que dan al Atlántico, tienen algo especial, será que al otro lado se encuentra el ‘nuevo mundo’. También me fascina el Espacio. En este libro hay un poema que habla de eso que se titula ‘Vostok’, en homenaje a la primera nave que realizó con éxito el primer vuelo espacial tripulado de la historia.
Has sido padre por primera vez. ¿De alguna manera esa experiencia te ha marcado no sólo en tu vida personal y familiar, sino en el campo literario?
—Fui padre el pasado noviembre. Obviamente esas cosas marcan la vida de cualquiera. En lo literario seguramente también, aunque aún es pronto, todavía lo estoy asimilando.
Este lunes presentas el libro en tu Prado del Rey natal, de la mano de un amigo, poeta también, que fue delegado de Cultura en tu Ayuntamiento: Francisco Pozo Poley. ‘Curro’ es un personaje entrañable y tal vez una persona que te ha influenciado como escritor y como vecino…
—Viene siendo ya una tradición que Curro Pozo presente mis libros en Prado. Desde hace años nos une una buena amistad y hemos colaborado mucho en proyectos culturales a nivel local. Quizá Curro haya sido uno de los primeros poetas que me influenciaron positivamente cuando yo era tan sólo un crío. Él me animó a la hora de publicar. Yo tenía mis poemas guardados en un cajón, porque me daba vergüenza que alguien los pudiera leer, empecé a publicarlos en el Noticiero Pradense firmados con mis iniciales, porque publicar poesía es hacer un desnudo premeditado. Poco a poco fui perdiendo el pudor al ‘striptease’ literario.
Por último, Miguel Ángel, ¿cómo valoras tu ya amplia trayectoria literaria y hacia dónde crees que caminas como escritor?
—Bueno, son ya seis libros publicados, varias antologías conjuntas con otros autores, muchos artículos de opinión para nuestro Arcos Información, etc. Si hay algo que me gusta en esta vida, sin duda alguna, es escribir. Y dar lecturas poéticas. No sé muy bien dónde me llevará este camino que voy siguiendo. Ojalá con setenta años me vea frente al público presentando nuevo libro. La mejor forma de morir es haciendo lo que a uno le gusta, morir -y perdonen el tópico- con las botas puestas.
La mejor manera de despedirnos sería con un pequeño botón de muestra de tu nuevo libro. Mucha suerte con estos ‘40 planes de fuga’ que nos evaden de lo cotidiano para embriagarnos de belleza.
—Propongo, en primer lugar, el titulado ‘Espiral’:
La tarde deambulaba, rojiza,/ por las últimas callejuelas./ La noche se preparaba/ para trepar por las ventanas./ Entretanto, junto a la chimenea/ mi dedo dibujaba, entre sombras,/ una espiral en medio de su espalda.
Y el titulado ‘Aeropuerto’:
No nos gustaban/ los sermones del domingo./ Renunciamos a dioses,/santos y vírgenes./ Nos construimos/ nuestro propio paraíso/ en la habitación de un hotel./ Lo que sí nos gustaban/ eran las noches en la ciudad./Por la ventana veíamos/ todas las luces de la urbe./ Desde nuestro Edén/ inventábamos mundos/ a millones de años luz./ También solíamos ir al aeropuerto/ con nuestras maletas/ cargadas de lluvia recién caída./ Entonces, hubiésemos/embarcado en cualquier avión/ con destino a cualquier parte./ Hoy, ya no hay maletas, ni aeropuertos…
Gracias y que ojalá el nuevo e incierto 2016 te sea un año de felicidad, de logros literarios, profesionales, periodísticos y personales.