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Málaga ultima la primera exposición en España del expresionista Ernst Barlach

La exposición recorrerá con más de 140 piezas de escultura, dibujo y obra gráfica, algunas monumentales como "El ángel flotante", recientemente expuesta en el Museo Británico de Londres, o "El mendigo", las etapas de un artista que convirtió su obra en testimonio del mundo y en icono de la paz

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El Museo Jorge Rando de Málaga ultima durante estos días los preparativos para inaugurar el próximo 14 de diciembre la primera exposición en España de Ernst Barlach (1870-1938), considerado una figura imprescindible del expresionismo.

La exposición recorrerá con más de 140 piezas de escultura, dibujo y obra gráfica, algunas monumentales como "El ángel flotante", recientemente expuesta en el Museo Británico de Londres, o "El mendigo", las etapas creativas de un artista que convirtió su obra en testimonio del mundo y en icono de la paz, han informado fuentes del Museo Jorge Rando.

La creación artística de Barlach fue considerada por el nazismo como "arte degenerado", y más de cuatrocientas obras fueron confiscadas, desarmadas y parcialmente destruidas, pero su obra "El ángel flotante" se ha convertido en icono mundial del pacifismo.

Barlach luchaba por un concepto de progreso que caminara hacia un futuro donde primasen los valores humanistas, éticos y espirituales, y un viaje en 1906 a Rusia le inoculó una ferviente admiración por el arte popular, inspirándole el pueblo y campesinado ruso.

Tras este viaje previo a la Revolución de Octubre su obra estuvo protagonizada por campesinos y mendigos, vagabundos y buscavidas, figuras con las que se rebelaba ante la aceleración de la temprana sociedad industrial.

Una de las novedades que introdujo su escultura y le convirtió en referencia para sus contemporáneos fue su desarrollo del plano estético, y simplificar las formas y reducirlas a lo esencial fue un trabajo de abstracción que colocó a Barlach como el máximo exponente de la escultura.

Su experiencia en la Gran Guerra supuso su reconversión al pacifismo y la trasmisión de los padecimientos bélicos a su arte, porque para Barlach no había héroes ni vencedores, sino que la humanidad había perdido.

Las décadas siguientes las dedicó a advertir de la necesidad de rehuir la guerra y alcanzar la paz, y lo hizo a través de figuras dolorosas y miserables y también mediante personajes hermosos y esperanzadores, cantantes, músicos y soñadores que se sobreponían al estado del mundo

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