En el corazón de Huelva y a oscuras. Así están los vecinos y los establecimientos de la calle Espronceda de la capital onubense, que desde el lunes tienen que ir a tientas por su calle, una vez que se pone el sol, porque su alumbrado público permanece apagado ya cuatro días.
Se trata de las tres farolas de la calle Espronceda -conecta la plaza de Las Monjas con la intersección entre las calles Concepción y Palacio- y otras tres en esa esquina de la plaza, junto al puesto de hamburguesas Hermanos Rodríguez.
El problema, más allá de la incomodidad, es que se trata de una calle muy pequeña y estrecha, que literalmente se convierte en la “boca del lobo”, según relata Antonio, trabajador del salón de juegos de esa calle, que además enumera otras molestias del apagón: los veladores se quedan vacíos en cuanto no hay luz, tienen que dejar una puerta del salón abierta -a pesar de las bajas temperaturas- para que el público advierta que el establecimiento no está cerrado, y cuando llega la hora del cierre, sobre las 2.00 horas, “no se ve ni para meter la llave en la cerradura”.
Vecinos y establecimientos han expresado su queja, y por fin, este jueves no cayó en saco roto, ya que a última hora de la tarde, operarios del Ayuntamiento trabajaban en la zona para intentar arreglar la avería.
