Las copiosas lluvias de los últimos días han provocado el desprendimiento de algunas piedras de la fachada de la Basílica Menor de Santa María de la Asunción. El pasado lunes los trabajadores municipales realizaron trabajos para garantizar la seguridad pública, es decir, que no se desprendieran más piedras.
El viernes anterior cayeron varias piedras al atrio de la parroquia del casco antiguo. Afortunadamente, en ese momento no se encontraba nadie en el patio parroquial, lo cual es extraño al tratarse de uno de los lugares más visitados y fotografiados de todo el conjunto monumental, y donde siempre suele haber algún turista o un grupo de ellos.
El alcalde, José luis Núñez, y el delegado de Turismo, Manuel Romero, acompañados de los representantes de los cuerpos de seguridad y trabajadores municipales, visitaron el lugar del desprendimiento, el cual fue debidamente acordonado para evitar un accidente, tal y como lo recomendaron los cuerpos de seguridad, que decidieron en primera instancia realizar una inspección ocular de toda la fachada para comprobar si había más piedras que pudieran desprenderse, lo cual parecer probable.
Ya el lunes se instalaba un elevador en la fachada para facilitar los trabajos que fueron coordinados por el Ayuntamiento y el párroco de Santa María. Hasta que las tareas no finalicen, el acceso a la iglesia se realiza por la entrada de la plaza del Cabildo.
Según el alcalde, existe un convenio vigente entre el Obispado y la Junta de Andalucía que regula las intervenciones sobre el patrimonio histórico. José Luis Núñez espera que se active cuanto antes un acuerdo que intervenga de algún modo en el considerado como el principal monumento arcense. Así, corresponde al departamento de Patrimonio de la Junta una posible actuación, aunque, a tenor del estado de la fachada, se presume una tarea muy importante a pesar de que los últimos desprendimientos aparentemente no sean importantes.
No sólo las lluvias, sino la humedad propia de una fachada donde nunca da el sol, la existencia de una importante colonia de palomas y otros agentes que erosionan el monumento, hacen peligrar a largo plazo la integridad de una fachada en la que no se actúa desde hace décadas.
Núñez no descartaba incluso algún acuerdo plenario en lo sucesivo para instar a la Junta a la reparación y mantenimiento de esta parte del patrimonio histórico de Arcos.
