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Sevilla

La juez aplaza la declaración de una imputada por la muerte de la familia intoxicada en Alcalá

Se trata de la encargada de la empresa de gestión de residuos, ya que ha recurrido ante la Audiencia Provincial su imputación. Sí ha comparecido ante la juez, el otro imputado, responsable de una empresa chatarrera

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La juez de Primera Instancia e Instrucción número 2 de Alcalá de Guadaíra (Sevilla) ha aplazado 'sine die' la declaración prevista para este lunes de una de las dos personas imputadas por el reciclaje de tapones de plaguicida que provocó la muerte el pasado 14 de diciembre de 2013 de tres miembros de una familia de Alcalá tras una intoxicación inhalatoria con fosfina.

   Fuentes del caso han informado a los periodistas de que la juez que instruye el caso ha aplazado la declaración de la encargada de la empresa de gestión de residuos peligrosos Alansu S.L., María Rosa S. M., ya que ésta ha recurrido ante la Audiencia Provincial de Sevilla su imputación.

   Hay que recordar que la juez imputó en la causa tanto a esta mujer como al responsable de la chatarrería Reciclados Nivel, Pedro Antonio G.C., quien sí ha comparecido ante la juez, aunque por el momento se desconocen los extremos de su declaración.


   La juez imputa a ambos un presunto delito contra el medio ambiente en concurso con tres delitos de homicidio imprudente, todo ello dentro de una causa en la que también ha imputado a dos personas jurídicas, como son las dos empresas.

   En este sentido, ya ha comparecido ante la juez el representante legal de la chatarrería, mientras que pasadas las 14,00 horas seguía declarando el representante legal de la empresa de gestión de residuos.

   La juez considera que "pudo existir delito en el tratamiento de dichos tapones de plaguicidas que causaron la muerte" del matrimonio compuesto por Enrique Caño, de 61 años de edad, y Concepción Bautista, de 50 años, y una hija de 14 años, mientras que otra hija de la pareja de 13 años no murió ya que, en el momento de la intoxicación, no se encontraba en casa.

   Según admitieron ambos en sus respectivas declaraciones policiales, fue la empresa de gestión de residuos la que "por propia iniciativa" se puso en contacto con la chatarrería para "venderle" unos botes de fosfuro de aluminio que contendrían sustancias químicas nocivas para la salud, tras lo que el responsable de la chatarrería se personó en la empresa de residuos y compró dos partidas de botes de 800 y 200 kilogramos, respectivamente.

   La investigación trata de aclarar si los botes de fosfuro de aluminio fueron vendidos con sus respectivos tapones a la chatarrería y cómo llegaron dichos tapones a la vivienda de la familia de Alcalá de Guadaíra, barajándose como hipótesis que esta empresa pudiera haber pagado con tapones al cabeza de familia, Enrique Caño, a cambio de chatarra.

EL INFORME DEL INSTITUTO NACIONAL DE TOXICOLOGÍA

   El Instituto Nacional de Toxicología ya confirmó que los tres integrantes de la familia murieron a causa de una intoxicación inhalatoria con fosfina. La fosfina es un gas "extremadamente tóxico y letal" que actúa como veneno respiratorio y se genera por el contacto con la humedad del aire o agua de algunos plaguicidas elaborados con fósforo, según concluyó en su estudio el Instituto Nacional de Toxicología y Ciencias Forenses de Sevilla.

   A pesar de que las primeras hipótesis planteadas apuntaban a una supuesta ingesta de alimentos en mal estado, los primeros estudios microbiológicos y de toxinas realizadas por Toxicología ya descartaban estas suposiciones, apuntando hacia la posibilidad de que la intoxicación se hubiera producido por la acción de un compuesto químico de elevada toxicidad.

   Así, el análisis de las muestras biológicas y el estudio de los tejidos de los órganos de los fallecidos mostraban, además, compatibilidad con la intoxicación por este gas, que se absorbe fácil y rápidamente por los pulmones y a través del tracto intestinal hacia el flujo sanguíneo, todo ello pese a que, por sus características, no se detecta en la orina o la sangre y a veces manifiesta valores normales en los marcadores de fósforo y aluminio.

   De este modo, y en el curso de la investigación, se encontraron unos tapones en el cuarto de baño de la vivienda que presentaban fósforo y aluminio en los restos de polvo que aún contenían, tras lo que los análisis en el laboratorio corroboraron la existencia de fosfina mediante tratamiento de los restos de polvo.

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