La nueva técnica, desarrollada por la spin off de la Universidad de Sevilla SafePreservation tras diez años de investigación, impide el contacto directo del embrión con el nitrógeno líquido que lo congela para su preservación en el proceso de reproducción asistida. De este modo consigue evitar el riesgo de contaminación.
Además, su diseño hace que la congelación y descongelación sea mucho más rápida, gracias a lo cual el índice de supervivencia de embriones, espermatozoides y óvulos tras la criogenización se acerca al 100%.
La clínica sevillana Ginemed, donde se han realizado los ensayos, ha sido el primer centro sanitario en aplicar este avance en la reproducción asistida.