"Me arrepiento de todo corazón de lo que le he hecho a mi familia", dijo el conocido como "Carcelero de Amstetten" al ser preguntado por la jueza que dirige el caso si tenía algo más que decir.
"Ya no puedo hacer nada para arreglarlo. Sólo puede aminorar los daños", dijo Fritzl con un hilo de voz antes de que el jurado se retirara para decidir si lo declara culpable o inocente de los cargos que se le imputan, entre ellos asesinato por omisión de socorro, esclavitud y violación.
Con la sala ocupada por un número restringido de medios, entre ellos Efe, la sesión de hoy comenzó con la lectura de las preguntas sobre los cargos que se le imputan y a las que los ocho jurados populares deberán contestar para definir su veredicto.
Once preguntas sobre si Fritzl dejó morir en 1996, poco después de nacer, a Michael, uno de los siete niños que procreó con su hija, al no prestarle ayuda médica pese a sus problemas respiratorios.
O sobre si sometió a Elisabeth a un estado "semejante al de la esclavitud", exigiéndole sus servicios sexuales.
O si coaccionó a Elisabeth y a los tres niños que vivían con ella (los otros tres fueron llevados por Fritzl a vivir con él a su vivienda) advirtiéndoles de la existencia de trampas que les matarían si intentaban escapar.
O si violó repetidamente a su hija y la obligó a reproducir las escenas de las películas pornográficas que le proyectaba.
Una lista de torturas que, según la Fiscalía, merecen una pena de cadena perpetua.
Mientras Fritzl le arrojaba esporádicas miradas, Christiane Burkheiser, la joven fiscal que lleva el caso, aseguró que el bebé que falleció "luchó durante 66 horas contra la muerte" e insistió a los jurados en que para considerar a Fritzl culpable de asesinato no es necesario que deseara su muerte sino simplemente "que le diera igual".
Además, aseguró que el neonatólogo que testificó al respecto indicó que "cualquier profano se da cuenta de que el recién nacido agonizó" hasta que murió dos días y medio después de nacer.
La fiscal pidió al jurado que "no se deje engañar" por la confesión de culpabilidad que Fritzl pronunció ayer, corrigiendo así su declaración inicial de "no culpable" de asesinato y esclavitud
Una confesión que la fiscal estimó no es más que un intento de reducir su condena y sobre la que pidió no sea considerada como un atenuante.
Más dramático fue el alegato de Eva Plaz, abogada de Elisabeth, que solicitó que Fritzl sea responsabilizado de la muerte del recién nacido que dio a luz su hija en el sótano de su casa.
Por su parte, el abogado de Fritzl, Rudolf Mayer, reprochó a la Fiscalía y la acusación particular de apelar a los sentimientos emocionales y no a los hechos e insistió en la sinceridad de la confesión de su cliente.
El abogado aseguró que esa confesión llegó no tras deliberar con él, sino ya el pasado martes tras ver el vídeo con el testimonio incriminatorio de Elisabeth y que, al percatarse de que la víctima estaba presente en la sala, el acusado se derrumbó.
Mayer confirmó así los rumores de que Elisabeth Fritzl acudió el miércoles a la Audiencia Provincial de Sankt Pölten que acoge el proceso y fue testigo de la reacción de su padre.
El letrado de la Defensa manifestó que en las anotaciones del calendario de Elisabeth se menciona el nacimiento del bebé, cómo Fritzl bajó una cuna, cómo le pusieron nombre y finalmente, su muerte.
Un secuencia que -argumentó- revela que ambos confiaban en que el bebé continuaría viviendo. Además, mantuvo que su cliente sólo bajó ocasionalmente al sótano durante esas 66 horas y negó que se pueda responsabilizar a su cliente de esa omisión.
Mayer pidió al jurado que tengan en cuenta esa confesión los "sentimientos de culpa" que, dijo, su cliente siempre tuvo, así como el hecho de que tiene 73 años.
Por último, recordó que el informe siquiátrico ha diagnosticado una grave alteración de la personalidad del acusado.