Esta es una historia como la de tantas personas que de la noche a la mañana se ven sorprendidas por un giro inesperado en su vida y lo que todo estaba en orden se convierte en un caos del que no se vislumbra el final. Es la historia de gente humilde y trabajadora que se ve abocada a la caridad y que se pierde en el laberinto burocrático a la espera de la ayuda que le corresponde.
Esta es la historia de Rosario Gómez, una mujer de 65 años que aún no se se cree que, cuando debía disfrutar de una etapa de tranquilad en su vida, se ha convertido en la improvisada madre de dos de sus nietos, lo que ha provocado que su marido perdiera su medio de vida.
Rosario vive en El Torrejón, hasta ahora ha disfrutado de una vida sin muchos lujos pero lo suficiente para mantenerse con el trabajo de su marido, taxista en Huelva. Sin embargo, su vida daría un giro de 180 grados hace dos años, cuando su hija menor -tienen cuatro hijos: dos varones y dos chicas- ingresa en prisión por “un asunto de drogas”.
Tras su entrada en la cárcel, deja a tres hijos desamparados. La custodia de la menor la asume su padre, pero de los otros dos -un chico y una chica- se hace cargo su abuela Rosario, ya que su padre -no es el mismo que el de la pequeña- no quiere saber nada.
El único ingreso que entra en su casa es el que trae su marido de su trabajo en el taxi. Con la llegada de los dos menores -ahora tienen 14 y 10 años, respectivamente-, llegar a fin de mes se convierte en una cuesta cada vez más insalvable.
El matrimonio tiene que priorizar y el alimento de sus nietos está por encima de todo, de modo que dejan sin pagar varias letras del taxi.
Así salvan varios meses, pero en noviembre del pasado año, justo cuando el matrimonio consigue la custodia legal de sus dos nietos, la deuda del coche asciende a 8.000 euros y le embargan el vehículo.
“Nos han dejado sin nuestro medio de vida y estamos desesperados, hemos llamado a todas las puertas, hemos tenido que recurrir a la caridad, y sólo pedimos un poco para poder dar de comer a mis nietos, porque la nevera está vacía y no tienen ni lo más mínimo”, relata Rosario, que lamenta que hace unos días fue el décimo cumpleaños de su nieta y “no ha tenido nada, ni Reyes tampoco”.
Además, aunque agradece la ayuda prestada, sobre todo de las Hermanas de la Cruz, explica que “no hay ropa ni calzado para mi nieto, porque mide 1,80 y no hay nada de su talla, va con los zapatos rotos al instituto”.
La situación se agrava para esta familia porque su marido, que con 67 años soñaba ya con su jubilación, tampoco puede hacerlo porque no está al día con el pago a la Seguridad Social, y hasta que no salde la deuda de 15.000 euros, no puede jubilarse y cobrar esa pensión que solucionaría los problemas de esta familia.
Mareo burocrático
Entretanto, Rosario, que ni en sus peores pesadillas se imaginó verse en esta situación, está perdida y desesperada ante el mareo burocrático. De hecho, está a la espera de que le concedan una ayuda por tener a dos menores a su cargo, así como otra de los servicios sociales municipales. A las administraciones les pide “agilidad” en el trámite, porque “mi familia no puede esperar un mes y medio más, que es la cita que me han dado, porque mientras tienen que comer”.
Rosario es una abuela coraje, dice que no se va a venir abajo, pero reconoce que todo esto la ha “superado”.