Hace cinco años, “ganar” en un sorteo el tener opciones a adquirir una Vivienda de Protección Oficial, las conocidas en el mercado comúnmente como VPO, era como si a su futuro propietario le tocara el Gordo y eso que ni el banco ni la promotora le iban a regalar nada. Entonces, en aquel añorado contexto de las “vacas gordas” del mercado inmobiliario, los compradores que adquiriesen su primer hogar en estas condiciones tenían opciones a ayudas directas de hasta 10.000 euros por parte de Estado, y subsidios a sus préstamo hipotecarios (importe a descontar de las letras), que en algunos casos entre la Junta y el primero llegaban a los 200 euros en función de la renta de los propietarios. Sin embargo, los últimos ‘decretazos’ en esta materia tanto por parte del Gobierno central como del regional han borrado en el último año de golpe y porrazo la esencia de la vivienda protegida: ya no hay un importe directo en forma de ingreso económico con el que estos compadrores se quitaban una considerable carga a la hora de pagar el importe de la entrega de llaves, mientras que ni la Administración central ni la autonómica van a renovar estos subsidios concedidos a cinco años y prorrogables a otros cinco.
De hecho, algunos jóvenes tienen concedidas estas últimas ayudas por parte de la Junta desde que se compraron su primera casa en este régimen hace casi dos años y no saben lo que es que el banco le descuente esta cantidad y cuando preguntan a la entidad bancaria que gestionó su crédito hipotecario y que tan bien le hizo las cuentas de la letra que tendría que pagar a final de mes, sólo aciertan a decirle que no tienen noticias del asunto y que, debido a la crisi, la Junta aferrada a su “insuficiencia presupuestaria” no paga estos subsidios desde 2008. Es el caso de las promociones de vivienda de VPO “más jóvenes” que se han entregado en los últimos años en Jerez, como Jardines de Montealto, junto a Croft, o las últimas en el entorno de Hipercor, junto al nuevo puente.
Ninguno de esos propietarios saben lo que es que la Administración andaluza le retire de sus pagos mensuales la ayuda aprobada, y aunque por ley supuestamente se la tendrían que ingresar con carácter retroactivo, al margen de que cuando llegue la hora de renovar la pierdan, esta posibilidad es prácticamente imposible ante la falta de liquidez. El Ejecutivo, por su parte, aunque ha suprimido la ayuda directa sí ha mantenido los subsidios al préstamo, pero desgraciadamente estos también tienen fecha de caducidad, y los beneficiarios tendrán que empezar a hacer cuentas cuando llegue la hora de renovarlos porque también lo perderán.
Ante este panorama es normal que más de un joven que con las dificultades económicas que ello supone se embarcó en la compra de una VPO para beneficiarse de estas condiciones, se lamente ahora por cómo ha cambiado el horizonte para este tipo de adquisiciones. “Me compre una casa pensando que iba a tener una letra de 220 euros, ni siquiera soy mileurista, y ahora me encuentro con que mi préstamo es de casi 500 euros y que la Junta nunca me va a pagar las ayudas a la escritura de 1.500 euros concedidos ni lo que me iban a descontar del préstamo y el Estado más de lo mismo”, se queja una propietaria.
Además, el descenso paulatino de los precios en los últimos años, de manera que el de las viviendas de renta libre han llegado en muchos casos a equipararse con las de VPO, y el hecho de que pagar cantidades como las que muchos jóvenes abonaron por estos inmuebles protegidos ahora son impensables, es otro factor muy a tener en cuenta. No es que no haya que comprar una VPO de ninguna manera, sino que hacerlo ahora mismo, como indican fuentes del sector inmobiliario, puede llegar a tener “más inconvenientes que ventajas”, si bien no hay nada que un buen asesoramiento pueda resolver. “Ahora mismo no hay diferencia prácticamente en el valor real del mercado entre las vivienda de renta libre o la de VPO”, señalan. Eso sí, aprovechando la “debilidad del mercado” sí los interesados “se informan bien” pueden hacerse con alguna oportunidad, pero puestos a elegir, mejor una de renta libre.