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Almería

Condenan a 21 años al acusado de asesinar de 21 puñaladas a su exmujer tras acecharla durante horas

El veredicto, leído en audiencia pública hace una semana, consideró que V.F.C. cometió un asesinato ya que atacó a su víctima de manera "imprevista" tras "horas merodeando" y la apuñaló "con saña" ya que le provocó "heridas graves y violentas sin sacar el cuchillo"

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La Audiencia Provincial de Almería ha condenado a 21 años de prisión a V.F.C., el hombre de 44 años al que un jurado popular declaró culpable de asesinar, en mayo de 2011, a su excompañera sentimental y madre de sus dos hijos tras abordarla en la calle Vinaroz, en Almería, y propinarle 21 cuchilladas después de esperar durante horas a que saliera de casa para pasear al perro.

   Según ha indicado a Europa Press la letrada María Dolores García Salcedo, la Sección Tercera aplica en su fallo la atenuante de confesión de los hechos que recoge como acreditada el veredicto y rebaja en cuatro años la pena de 25 años que interesó la fiscal en su trámite de informes al concurrir también la agravante mixta de parentesco.

   La defensa solicitó 20 años de cárcel en atención a esta atenuante que incluyó en el objeto de veredicto. El fallo impone al procesado, asimismo, el pago de una indemnización de 200.000 euros a cada uno de los dos hijos menores de edad que la pareja tenía en común y a hacerse cargo de las costas si bien el acusado ha sido declarado insolvente mediante auto.

   El veredicto, leído en audiencia pública hace una semana, consideró que V.F.C. cometió un asesinato ya que atacó a su víctima de manera "imprevista" tras "horas merodeando" y la apuñaló "con saña" ya que le provocó "heridas graves y violentas sin sacar el cuchillo", lo que aumentó su sufrimiento de manera deliberada.

   El jurado popular rechazó la tesis de la defensa, que en el trámite de informes alegó que no concurría alevosía "ya que no actuó a traición" al haberse producido una discusión previa, ni tampoco ensañamiento, e hizo hincapié en que el acusado, tras el crimen, permaneció en la zona y "esperó a que llegase la Policía a detenerlo".

   En concreto, tuvo en cuenta tres testificales que apuntaron que mediaron "apenas 30 segundos" entre la salida de A.E.N. y el ataque del acusado, que la "persiguió corriendo y a la que ni siquiera le dio tiempo a soltar la correa del perro". "No hubo tiempo material para que mediase discusión y no hay prueba alguna que sostenga que tenía intención de hablar con la víctima sobre la boda de su hija", señaló.

   Para el ensañamiento, el jurado apuntó otra testifical que, en sala, relató que, al observar como la apuñalaba, le dijo que parase pese a lo cual el procesado "siguió acuchillando más rápidamente y con expresión de odio en su cara". "El acusado tenía clara intención de acabar con la vida de su expareja como muestra que saliera de casa con un cuchillo", a la postre arma homicida.

   El veredicto, sin embargo, tuvo en cuenta la atenuante de colaboración con la justicia por mayoría aunque se ha pronunciado de manera desfavorable a conceder a V.F.C., pescador de profesión, la posibilidad de remisión de condena y de indulto.

   Durante la primera sesión ante la Sección Tercera de la Audiencia Provincial de Almería, el procesado aseguró que, cuando la abordó en plena calle, "no quería quitarle la vida" y que "solo" quería "hablar" con ella porque "no" le dejaba ver a sus hijos. "Me sentó muy, muy mal que me dijese que no podía ir a la comunión de mi niña y me molestó la forma en que me llamó para decirme que era un mal padre y que no podía confiar en mí", apuntilló.

   Alegó a preguntas del fiscal que el "shock" no le permitía recordar nada del momento del apuñalamiento a A.E.N. y afirmó que, después de que ella le "amenazase" y le "insultase" en la mañana en que perpetró el crimen, sacó el cuchillo que portaba "bajo la camiseta" y con el que había salido de casa, para decirle "mira que te pincho".

   "Me dijo cosas que nunca habían salido de su boca contra mí, que no tenía cojones y se abalanzó contra mí", indicó V.F.C., quien definió su relación de pareja, de la que tiene dos hijos de 11 y 9 años en común con la víctima, como la "de cualquiera" y "sin discusiones", y dijo que "le daba igual" que ella tuviese o no una relación con otra persona. "Yo solo quería ver a mis hijos, con los que estaba todos los días del año".

"AUMENTÓ DELIBERADAMENTE SU SUFRIMIENTO"

   El jurado popular sostuvo en su veredicto que el acusado tomó la decisión de acabar con la vida de A.E.N., con quien había compartido su vida durante once años, a primera hora de la mañana del 8 de mayo de 2011. Con este objetivo, cogió de la cocina de casa de su madre, donde había pasado la noche, un cuchillo de 20 centímetros de largo y cuatro de ancho, y salió de la vivienda en dirección al domicilio en el que residía la víctima con sus dos hijos en el barrio de El Zapillo.

   Desde que llegó a la zona y aproximadamente durante unas "tres horas", V.F.C "estuvo merodeando" por las inmediaciones de la calle Jaúl "con la intención de abordar" su expareja cuando saliera a pasear a su perro, "cosa que sabía que ella hacía todos los días", según remarca el fiscal.

   A las 10,00 horas, y tras ver como A.E.N. abandonaba el portal de su edificio, se acercó "por detrás" y, "dando cumplimiento a lo planeado", le asestó varias puñaladas con el arma que portaba "de una forma totalmente imprevista y con la intención de acabar con su vida".

   Cuando la víctima cayó al suelo, V.F.C. continuó con su ataque pese a que ella "gritaba pidiendo ayuda y trataba de defenderse moviendo los brazos y las piernas, sin lograrlo", lo que, según subraya el Ministerio Público, "aumentó su sufrimiento toda vez que se encontraba con vida mientras le asestaba cada nueva puñalada".

   Como consecuencia de la "brutal" agresión, el procesado causó a su excompañera un total de 21 heridas en la "región dorsal, el tórax y las extremidades", algunas de ellas --añade-- "con orificio de entrada y salida". A.E.N., quien tenía 30 años cuando fue asesinada, falleció por un "shock hemorrágico" aunque "algunas de las heridas que sufrió eran mortales por sí solas".

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