La jueza que ha estado llevando el caso del asesinato del joven linense Luis Miguel Fernández Jiménez ha impuesto a M.A.G.C. una pena de 20 años de cárcel tras ser declarado culpable por un jurado popular el pasado miércoles 17 de abril.
Se trata de la pena menor que en caso de asesinato con agravantes (la sentencia dejó claro que hubo alevosía y ensañamiento) dictamina la ley, con lo que no ha atendido a la petición de la Fiscalía y la acusación particular, que pedían la máxima, esto es, 25 años de prisión.
Ahora, la defensa de M.A.G.C. (que confesó el crimen durante el juicio) va a recurrir dicha sentencia, para la que tienen diez días, solicitando que alguno de los dos agravantes -o ambos- le sean retirado con lo que se podría reducir la pena (de 15 a 20 años en caso de que le fuese quitado un de los cargos; o de 10 a 15 si fuesen los dos al ser entonces considerado homicidio, algo que la propia defensa ya pidió en la Audiencia Provincial)
Noche trágica
La noche del 1 de febrero de 2010 ya está en la historia negra de la comarca y de La Línea en particular por el fallecimiento de Luis Miguel Fernández Jiménez.
Según quedó reflejado en el juicio, el acusado telefoneó a la víctima para, supuestamente, abonarle una deuda (unos 500 euros) que podría estar relacionada con temas de drogas.
Luis Miguel Fernández apareció en la escena conduciendo el coche de su pareja, al cual accedió su agresor, todo ello en la calle Sócrates.
Si bien no quedó muy claro si hubo o no forcejeo previo, lo que sí se concretó, y así parece que fue, es que M.A.G.C. empuñó un cuchillo de 18,5 centímetros y comenzó a agredir a la víctima, empezando por la axila, brazo y costado derecho.
Una vez éste, herido, consiguió salir del coche, M.A.G.C. le siguió por la calle tratando de asestarle más puñadas (algunas de ellas sí impactaron en el cuerpo de la víctima).
Una vez en la calle Góngora y con Luis Miguel bastante herido y ya en el suelo, según los médicos, terminaría de acuchillar a la víctima, quién aún así, logró dar a la policía los datos de su agresor, el cual, tras abandonar la escena y dejar el vehículo en un descampado cercano, se fue a su casa como si nada hubiese pasado y donde fue encontrado por la policía recién duchado tras, según declaró en ese instante, “haber sacado la basura”.