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Un Quijote, muy de estos tiempos

Una reflexión muy acorde con la época que nos ha tocado vivir y utilizando el icono del personaje más relevante de nuestra literatura, fue la propuesta que se ha visto este sábado en el Muñoz Seca

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  • YO SOY DON QUIJOTE -

Este sábado, el escenario del teatro municipal Pedro Muñoz Seca recibió una nueva versión de uno de los clásicos de la literatura española. ‘Yo soy Don Quijote de la Mancha’ cuenta una nueva aventura del ingenioso hidalgo, acompañado de Sancho Panza y Sanchica. La obra, escrita por José Ramón Fernández, es una interpretación de una de las esencias del Quijote: la lucha y la defensa por unos valores universales.

Una reflexión que viene muy a propósito con la situación, tanto económica como social, por la que está atravesando actualmente el país y que invitó al público a recapacitar durante los 90 minutos de duración de la obra , a pesar del paso del tiempo y el cambio y la evolución de las sociedades, continúan repitiéndose los mismos escenarios y apareciendo personajes de similares características a los que Cervantes creó y mostró en su obra.

En este sentido, José Ramón Fernández, a través de este nuevo viaje de nuestro universal héroe, invita al espectador a creer que es posible recuperar la honra. Igualmente, aparecen en el conjunto de la obra otros importantes conceptos como el deseo y la necesidad de la bondad humana, la justicia y la solidaridad.

Asimismo, otra de las curiosidades de este singular espectáculo es que se propone al público un juego metateatral, es decir, teatro dentro del teatro, como elemento fundamental en el que desarrollar la propia historia en sí.

De esta forma, y a lo largo y ancho de la representación, podemos observar como los personajes van y vienen de la realidad a la ficción, saliendo y entrando en cada uno de estos mundos a su antojo.
Todo esto, como no podía ser de otra forma, y sin menospreciar el trabajo del resto de los actores, con la pulida y exquisita interpretación de quien conoce tan bien esta profesión, José Sacristán. Sin lugar a dudas, un deleite para todos nuestros sentidos.

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