Un trabajador del Samur que atendió dos de las llamadas que hicieron al 112 los amigos de las víctimas mortales del Madrid Arena ha reconocido que estaba "prácticamente forzoso" en ese puesto, que "no le corresponde", ya que él es conductor de ambulancias y no tiene "facilidad de palabra".
Así lo ha explicado Francisco Manuel a la emisora esRadio, después de que el diario El Mundo haya publicado hoy sendas conversaciones entre este trabajador del Samur y amigos de dos de las fallecidas -Belén Langdon y Rocío Oña- para pedir ayuda desde el Madrid Arena.
En las grabaciones se aprecia que el operador no cree a los informantes cuando le comunican que necesitan ambulancias urgentemente e incluso pregunta a una chica que llama si "ha bebido".
"Yo estoy ahí prácticamente forzoso, (porque) yo soy conductor de ambulancia. Creo que ocupaba un sitio que a mí no me corresponde", ha reconocido Francisco al aclarar su respuesta al teléfono.
Ha incidido en que él no es "operador para recibir llamadas" y ha argumentado: "Lo primero porque no me expreso bien, no tengo don de palabra".
En cuanto a las contestaciones que dio a los amigos de Belén Langdon y Rocío Oña cuando llamaron pidiendo ayuda, ha explicado que desde la una de la madrugada, dos horas y media antes del suceso, se recibieron llamadas "constantes" y "todas, por desgracia, eran comas etílicos".
"Mandábamos ambulancias y no podían entrar porque eran recibidas a botellazos, las zarandeaban e incluso las querían volcar", ha detallado Francisco, que ha explicado que por este motivo dijo a la amiga de Belén Langdon que el Samur no podía acceder al pabellón y le preguntó si había bebido.
En las llamadas publicadas hoy por el diario El Mundo esta joven, visiblemente nerviosa, llama para comunicar que su amiga está inconsciente y dice a gritos que "se está muriendo", a lo que el operador responde, aparentemente incrédulo: "Sí, se está muriendo..."
El técnico le dice que tienen que sacar a la víctima hasta el paseo de Extremadura con la Puerta del Ángel, distante unos 900 metros, "como puedan" porque las ambulancias "no pueden entrar" hasta el pabellón, y cuando la joven comunica esta indicación a sus amigos, gritando nerviosa, el operador le dice que se tranquilicen y le pregunta: "¿Has bebido?".
La joven que llama entiende que le pregunta si la víctima ha bebido y le contesta que lo que ha pasado es que "la han aplastado", a lo que el trabajador del Samur dice: "Ah, claro", sin darle importancia.
El mismo hombre atiende otra llamada en la que un amigo de Rocío Oña le explica dónde están con la víctima y que tratan de salir del recinto por un aparcamiento, pero una puerta está cerrada, a lo que el operario contesta que "hay muchos aparcamientos" y le pregunta con tono de enfado: "¿Pero dónde la estáis sacando, a ver?".
Al igual que en la conversación anterior, el conductor de ambulancias les dice que los vehículos del Samur no pueden entrar "de la gente que hay" y que deben trasladar a la víctima al paseo de Extremadura con la Puerta del Ángel.
El abogado de otra de las jóvenes fallecidas en la avalancha del Madrid Arena, Katia Esteban, ha considerado "terrible", en declaraciones a Efe, que se desvele "otra imprudencia" relacionada con este suceso.
"Hubo imprudencias antes, durante y después del suceso, ya que había un servicio médico deficiente y ahora se confirma que el Samur no funcionó", ha dicho Viada.
Varios trabajadores del Samur que han preferido que no se publiquen sus nombres han relatado a Efe que atender llamadas en el 112 "no es fácil" y en ocasiones hay que dar órdenes que las personas que llaman no entienden debido a su estado de nerviosismo, pero que son las mejores para resolver la incidencia.
No obstante han reconocido que el tono con el que Francisco atendió las dos llamadas publicadas hoy "no es el más adecuado".