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Provincia de Granada

La Fiscalía rebaja de 22 a 9 años de prisión su petición para el acusado de abusar de un niño

En la primera sesión del juicio, este jueves, el procesado negó los hechos de los que se le acusan y explicó que el niño acudía habitualmente al taller "porque le gustaban mucho los coches"

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La Fiscalía de Granada ha rebajado este viernes de 22 a 9 años de prisión su petición de condena para un hombre acusado de agredir sexualmente de un niño que habitualmente frecuentaba el taller de reparación de automóviles en el que trabajaba, en Granada capital, y el juicio que se inició este jueves en la Audiencia Provincial ha quedado ya visto para sentencia.

   El representante del Ministerio Público ha reconocido que no existen "pruebas físicas" de que el menor, hoy un adolescente, fuera víctima de abusos sexuales, si bien ha resaltado que su testimonio debe ser considerado creíble y veraz porque ha mantenido la misma versión en el tiempo, desde que su madre presentó denuncia en 2008.

   Durante la lectura de su informe, el fiscal ha considerado "extraño" que el menor permaneciera en el taller pese a que los empleados le echaron en varias ocasiones porque "enredaba" y "causaba problemas", entendiendo que se quedaba por la "especial relación" que mantenía con el acusado, que incluso le llevaba, cuando tenía unos 12 años, a enseñarle a conducir con su coche al pantano de Cubillas, donde supuestamente se produjeron tocamientos y otros abusos sexuales.

   La defensa, que se ha ratificado en su solicitud de libre absolución para el procesado, ha hecho hincapié en que el propio menor ha reconocido que es "embustero", y así lo han ratificado otros testigos. De hecho, según ha incidido la abogada del inculpado, el joven ha incurrido en "contradicciones" a lo largo de la instrucción del caso, variando su versión sobre los abusos de los que supuestamente fue víctima.

   Además, el menor, y así lo ha reconocido su hermana durante el juicio, ya dijo haber sido violado por un primo suyo y un hombre mayor en un municipio del norte de la provincia, de donde es su padre, aunque la denuncia, sin embargo, sólo la interpuso contra el acusado. Por ello, la defensa entiende que fue la madre, que pretendía iniciar una relación sentimental con el inculpado, la que decidió iniciar un proceso contra el trabajador del taller, y ha invocado el principio 'in dubio pro reo', por el que en caso de duda se beneficie al acusado, para que el tribunal dicte sentencia absolutoria.

   En la primera sesión del juicio, este jueves, el procesado negó los hechos de los que se le acusan y explicó que el niño acudía habitualmente al taller "porque le gustaban mucho los coches", y a los trabajadores del establecimiento "les daba pena" que estuviera en la calle, porque su madre trabajaba fuera prácticamente todo el día.

   Además, reconoció que en algunas ocasiones lo llevó en su vehículo a las afueras de la ciudad, concretamente al pantano de Cubillas, para enseñarle a conducir, aunque siempre en compañía de la madre. También a menudo, cuando los empleados del taller terminaban de trabajar, se dirigían a un bar cercano a tomar unas tapas y se llevaban al menor, al que le invitaban a comer algo.

   "En ningún momento", dijo, agredió sexualmente al niño, que finalmente acabó por contar a su madre que había sido víctima de tocamientos y otros abusos, a lo que ésta presentó denuncia en 2008. El procesado afirmó no entender las razones que le llevaron a presentar la denuncia, salvo que la mujer podría querer iniciar una relación sentimental en la que él no tenía interés alguno.

   El menor, que hoy es un adolescente, relató que los abusos se produjeron entre 2004 y 2008, cuando él tenía entre 12 y 13 años, tanto en una casa-cueva que el acusado tenía en una localidad cercana a Guadix como cuando ambos iban en coche al pantano de Cubillas. Ya en 2008 acabó confesándose con un amigo de la familia, que a su vez se lo contó a su hermana y ésta a su madre. Inicialmente, según el joven, no dio importancia a los abusos, por la "amistad" que mantenía con el inculpado y porque quería seguir yendo a su taller, donde le gustaba estar.

   La madre, que declaró como testigo, aseguró que su hijo estaba interno en un colegio durante la semana y que salía los viernes, cuando iba al taller, donde el niño decía que era "tratado muy bien" por todos los trabajadores. Ella indicó que sí acompañó al acusado y a su hijo alguna vez al pantano de Cubillas, pero negó que tuviera algún interés en el procesado.

   Las psicólogas que evaluaron la credibilidad del testimonio del niño incidieron por su parte en que el menor obtuvo el máximo en la escala, ya que su relato fue "coherente, con estructura lógica" y tenía "un sentido global", sin "contradicciones", si bien la defensa ha quitado este viernes validez a su informe que, a su entender, no merece crédito alguno por el método empleado.

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