Visita pasado mañana Balaídos un equipo en alza, que viene desplegando un buen juego y que, ante todo, sabe a lo que juega. Pues precisamente este último matiz podría haberlo modificado un futbolista que interesó a la secretaría técnica del Sevilla durante el pasado verano.
Iago Aspas es un joven delantero de 25 años procedente de los escalafones inferiores de la propia entidad viguesa. Un jugador que el pasado año en Segunda anotó 23 goles, quedando únicamente por detrás en la tabla de goleadores de dicha categoría de Leo Ulloa.
Su excelente nivel despertó el interés de varios clubes europeos, entre ellos el Sevilla. Los de Nervión, aprovechando las negociaciones abiertas con los gallegos por Javi Varas, incluso por Luis Alberto, preguntaron por el punta de Moaña. Pero la respuesta fue tan contundente que ni dio lugar a pensarse el ‘no’.
No pretendían por ningún medio malvender a un futbolista revalorizado, aunque tampoco se cerraron en intentar por todos los medios que el goleador no saliera de Vigo.
Si la cláusula de rescisión, antes de renovar hace un mes, era de 10 millones y los celtiñas pedían al menos 7 kilos. Por supuesto, una cifra desorbitada para lar arcas sevillistas.
Para algunos es hasta casi de agradecer su no fichaje. Su posición hubiese obligado a jugar con él y con Negredo en el once. Así, la línea medular no hubiese sido posible armarla con Rakitic, Trocho, Medel y Maduro. Lo que mejor funciona a día de hoy.
Iago Aspas, un falso nueve en el Celta
Su calidad es obvia y probablemente hubiera sido un gran refuerzo para este Sevilla. Pero, su posible llegada habría modificado los planes y esquemas del propio Míchel, puesto que su lugar en el césped está en el ataque pero un paso por detrás del delantero centro. Por lo tanto, con Aspas el Sevilla tendría que haber prescindido de alguno de la medular para darle cabida al celtiña.